Betsy, ayudando a la comunidad migrante con el corazón
Tuxtla.- Paulina y Sandra Aurora nos dan la bienvenida a otra entrega de este Universo Viole7a, que hoy tiene como invitada a Betsy Toledo González, ella es originaria de Cintalapa, licenciada en relaciones internacionales, y desde la universidad se inclinó por el servicio y la ayuda a la comunidad migrante, derivado de una serie de situaciones que la ayudaron a encontrar su vocación.

“Desde chiquita me ha llamado la atención viajar, salir, las personas extranjeras, sus culturas, tradiciones, desde la secundaria supe qué quería estudiar, siempre tuve esa espinita, la familia de mis papás es de Oaxaca y el Estado de México, pero mis abuelos llegaron hace mucho tiempo y se desarrollaron ahí, donde viví hasta la prepa que me vine a Tuxtla, mi familia se ha dedicado al comercio y los dulces, después de la prepa estudio fuera y en pandemia regreso a Chiapas aunque no estaba en mis planes, trabajo con mi familia y actualmente en la Comar, me gusta escuchar música, el cine, el teatro, mi mascota, que es un gatito”, comentó.
Betsy recuerda muy bien que en una clase que le impartió la maestra Carolina González, una maestra muy activa, que luchaba por los derechos humanos, muy consciente, fue de esas clases que dejan marca en la vida, ella los llevó con Las Patronas, un colectivo de mujeres que tiene un albergue en Los Reyes, Veracruz, por donde pasa el tren La Bestia, financiadas por empresas privadas que les donan alimentos para las personas que están de paso, ellas lo ponen en bolsitas, son alimentos fáciles de aventar cuando el tren va pasando, está conformado por mujeres, que tienen una cocina como espacio principal y muchas personas de otras países hacen su voluntariado con ellas, así como organizaciones y estudiantes, porque tienen una carga de trabajo grande.
“El colectivo nace de la necesidad de ayudar a las personas que se caían del tren y se lastimaban o fallecían, ellas están a cuadra y media de las vías del tren, haciendo un trabajo muy humanitario, varias ocasiones tuve la oportunidad de ir, son experiencias que marcan, ojalá en algún momento puedan ir o donar alimentos, ellas subsisten a base de donaciones, y después llego a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), un organismo que pertenece a la Secretaría de Gobernación, descentralizado, con una función específica: todas las personas que llegan a territorio mexicano que quieren solicitar su condición de refugiado se tienen que acercar”, explicó.
Y es que a veces, ponemos a todas las personas en movilidad en una sola caja, pero no todos solicitan refugio, la mayoría quiere llegar a Estados Unidos, otros quieren quedarse en México, buscan protección internacional y se acercan para iniciar su trámite de refugio, no a todos se les otorga, una persona es refugiada por el hecho de que su vida corra peligro, pero para que el gobierno mexicano otorgue la protección complementaria o la condición, tiene que pasar por un análisis, la entrevista, el formulario, y se expide la documentación que avala que están en un trámite de solicitud de refugio, así la persona no puede ser deportada, entre otros beneficios, por eso es importante que se acerquen los primeros 30 días que estén en el país a iniciar su proceso.
“Antes era más común que migraran los hombres y la familia se quedaba en el país de origen, de años para acá las mujeres encabezan muchas veces estos viajes de cruzar el país, he escuchado tantas historias, me ha tocado acompañar a muchas niñas que viajan solas, son experiencias desgarradoras, actualmente no estoy en operatividad, estuve un año en Tapachula, en atención a personas, entre ellos niños y niñas que viajaban solos, que tienen desde 12 años y buscaban llegar a la frontera norte para reunirse con sus padres en Estados Unidos, el hecho de migrar ya es una condición de vulnerabilidad y la mayoría de mujeres, cuando llegan a Tapachula, que es el inicio en México, pero desde Sudamérica ya pasaron por mucho, también se ha visto el incremento de población de otras nacionalidades, Haití, Cuba y Honduras son las más comunes”, expresó.
También considera que ha habido un abuso del sistema de asilo, solicitar refugio es una, pero no la única de las formas de regularizar su estancia en el país, una cosa es Comar y otra el INM, no es lo mismo, si quieren regularizar su estancia deben acudir con ellos, el refugio es para quienes tienen un temor fundado, que su vida corre peligro y no pueden regresar, cualquier persona extranjera puede acercarse, pero deben pasar por este proceso, es todo un tema bastante largo, reconoció que están saturados, pues hay muchísimos solicitantes, 7 de cada 10 solicitantes de refugio inician su trámite en Tapachula, la carga de trabajo es inmensa, necesitan más personas.
“El proceso tarda de tres a seis meses, hay que llenar un formulario, esperar la constancia, la entrevista, si la resolución es positiva acudir al INM para volverse residente permanente, por eso si verdaderamente quieren quedarse, deben iniciar su trámite, la ley marca que deben estar en el estado donde inician su trámite… las mujeres, niños y niñas discapacitados son un grupo siempre vulnerable, en Tapachula siempre que llegaba un niño se atendía primero, ellos se canalizan con el DIF, de manera interna tenemos mecanismos para a ciertos casos darles agilidad, darle prioridad a los más vulnerables, Comar es muy amplia muchas áreas, se hace un análisis de sus necesidades, si hay enfermedades canalizarlos con salud, educación, revalidación de estudios”, añadió.

Abundó en que hay personas muy capacitadas, que algunos casos se canalizan con Acnur, Save the Children Médicos sin Fronteras, porque solitos no pueden, hay que apoyar lo más que se pueda, en el caso de los niños no acompañados, se da aviso a la procuraduría del DIF, ellos fungen como tutores para dar inicio al procedimiento y se hacen cargo total de ellos, la Comar les brinda el acompañamiento, pero de manera externa ellos se hacen responsables de estos menores.
Por otro lado, comentó que es la organizadora de un club de lectura que tiene una dinámica muy linda, y es que hay un antes y después en su vida, reconoce que los maestros que tuvo en la carrera le cambiaron el chip, de por si tenía que leer muchísimo, pero le empieza a llamar la atención, en Cintalapa, en pandemia, se refugió en los libros y empezó a generar dudas, sobre todo en filosofía, y quiso sacar lo que sentía, su hermana es psicóloga, así que quisieron compartirlo con alguien más, así que decidieron reunirse en la galería de arte de ese municipio, un espacio que ha tratado de ser recuperado, de fomentar la cultura y las artes, preguntaron si podían tener algún espacio para generar el diálogo, y empezaron tres personas, su hermana, una amiga y otros más, llamándose Los Peripatéticos, tal como los discípulos de Aristóteles, además, mencionó que tiene un podcast, Hablemos Claro.
“Respecto al tema migrante, a veces no se necesita el gran conocimiento o canalizar a 10 mil instituciones, lo principal es la no discriminación, una sonrisa, un vaso con agua, lo que esté en tus manos es de gran ayuda para ellos, realizamos jornadas para la no discriminación e inclusión, un diálogo en San Cristóbal, y es que a veces ni siquiera les quieren dar una dirección, con que no los rechaces, la única diferencia que existe con nosotros es haber nacido en un lugar distinto y la falta de oportunidades, se necesita más empatía, no hacerles el feo, una sonrisa puede hacer grandes cambios y generar esperanza en muchas personas”, finalizó.
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