Chiapas tuvo un año complicado
El recrudecimiento de la violencia en Chiapas que marco mucho en el mes de septiembre y octubre en este 2023 dejó como efecto colateral que miles de estudiantes dejaron ir a clases, que el turismo se vino en descenso y que la economía local se fuera para abajo.
Los niveles de violencia de este año en el estado de Chiapas han alcanzado los niveles de hace 25 años, cuando diversos municipios se encontraban inmersos en una disputa territorial entre grupos del crimen organizado. En lo que va del 2023 se han incrementado los enfrentamientos por el control de la región, desde Suchiate hasta Arriaga y se han contabilizado poco más de 110 personas asesinadas en los municipios de la costa de Chiapas. Sin embargo, está cifra crece a nivel estatal con 560 muertos. Dichas cifras son similares a los 670 ejecutados, solo en los municipios de Tapachula, Cacahoatán, Tuxtla Chico, Suchiate, Frontera Hidalgo y Metapa de Domínguez, en 1998. Jiquipilas, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Chamic, Reforma, La Mesilla, Frontera Comalapa, Motozintla, Benemérito de las Américas y Palenque han estado bajo fuego en gran parte del año. La zona Sierra de Chiapas ha sido la más golpeada en el año, decenas de familias han abandonado sus viviendas ante el temor de ser asesinados o reclutados por parte de la delincuencia organizada. El cobro de piso por dejarlos trabajar es una constante en Frontera Comalapa y Motozintla. A los pobladores los obligan a realizar actos vandálicos como quema de vehículos, bloqueos y otras acciones para infundir temor y mantener el control del lugar. En el mes de mayo, familias de los ejidos Laderio, Nueva Libertad y 10 comunidades del municipio de Frontera Comalapa, abandonaron sus casas para evitar ser reclutados por los dos grupos delictivos que se disputan el control de esta zona limítrofe con Guatemala, clave para el tráfico de drogas, armas y migrantes, principalmente. A finales de julio tres vehículos fueron incendiados en el tramo Motozintla-Mazapa de Madero; en el mes de agosto, un enfrentamiento en el municipio de Chicomuselo dejó al menos sie7e personas fallecidas; el 7 de septiembre un comando privó de la libertad a la docente Berni Flor cuando daba clases en el Cobach 216 de Amatenango de la Frontera, días después fue localizada sin vida; y el 21 de octubre, un maestro fue asesinado en su domicilio. Estos son solo algunos de los hechos violentos registrados en esa región.
En el mes de septiembre, ante los bloqueos de tramos carreteros y la inseguridad los comerciantes entraron en pánico y comenzaron a cerrar negocios. En el municipio de Juárez, tres jóvenes encuestadores de Morena fueron sacados de su hotel y días después dos de ellos aparecieron muertos. En Tapachula se han registrado balaceras frente a la zona de bares, mientras que en Suchiate aparecen cuerpos sin vida a las orillas del río, otros más desmembrados. Fue en 1998 cuando empezó una guerra sin cuartel entre grupos armados para mantener el control del paso de armas, droga, migrantes indocumentados y todo lo que ingresaba de manera ilegal de Guatemala. El control que mantenía uno de los grupos delictivos ocasionó que no dejaran ingresar a otras bandas que intentaban apoderarse del territorio chiapaneco con extorsiones, secuestros de empresarios y ganaderos, entre otros. A diario, de lunes a domingo, se registraban de uno a dos muertos en diferentes partes de la región. Durante ese año se contabilizaron 670 personas ejecutadas, algunos eran de los estados de Durango, Chihuahua, Sinaloa, Coahuila y otros guatemaltecos, conocidos como kaibiles. Al paso de los años, de 1999 al 2003, Tapachula, Cacahoatán, Tuxtla Chico, Suchiate, Frontera Hidalgo y Metapa de Domínguez quedaron libres de secuestros y asesinatos. En el 2004, ante la ampliación a cuatro carriles de la autopista Tapachula-Arriaga, volvieron los plagios a ganaderos en la Costa, desde Mapastepec hasta Arriaga, por lo que en la administración del gobernador Pablo Salazar Mendiguía se creó un grupo especial, quien combatió a secuestradores.
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