El poder de las alianzas: un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pero sin responsabilidad no se puede asumir correctamente un gran poder
- VANESA RODRÍGUEZ
- 7 ago 2024
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 9 ago 2024
En el mundo actual nos enfrentamos a enormes desafíos. Los retos son de todo tipo, entre otros: sociales, ambientales y económicos, y por ello el papel de las ONG para hacerles frente es fundamental. Pero antes de profundizar en el papel de las ONG en la sociedad, conviene aclarar qué se entiende por este tipo de organizaciones.
Las siglas “ONG” significa Organización No Gubernamental, y engloban a aquellas entidades que son independientes de la administración pública, cumplen fines sociales y humanitarios, y además no tienen ánimo de lucro; no importando su ámbito local, nacional o internacional o su forma jurídica –asociación, fundación, cooperativa–, las ONG enfocan su actividad para conseguir cambios positivos en familias, comunidades o sobre el planeta, su fin no es ganar dinero para lucrar, sino conseguir un mundo mejor en el que se garanticen los derechos de todas las personas y se busque cerrar brechas de desigualdad social.
Las ONG desarrollamos un papel esencial, fundamentalmente para informar y sensibilizar a la sociedad sobre problemas que afectan al mundo global como la pobreza, la desigualdad, la injusticia, las crisis humanitarias, los desplazamientos de la población o el cambio climático; estos desafíos requieren la sensibilización y participación ciudadana, por lo que la labor como agentes de cambio y movilizadores de la sociedad actual es imprescindible; sin embargo cuando aceptas dicha responsabilidad ello llevará a un gran poder y a su vez ese poder trae consigo una gran responsabilidad.
Seguro que la frase nos suena conocida, “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, tal como sentenció el Tío Ben (Cliff Robertson) en Spider-Man (Sam Raimi, 2002), película que básicamente elevó la frase hasta los altares de la cultura pop y le garantizó un espacio de por vida en lo más profundo de nuestro inconsciente colectivo, pero hay quien se retrotrae incluso hasta William Lamb, parlamentario británico que por 1817, dijo que “estar en posesión de un gran poder necesariamente implica una gran responsabilidad, sin embargo, sus orígenes van mucho mas allá, se dice que esta frase es un antiguo adagio, de al menos el siglo I a. C. que hace alusión a la espada de Damocles (Cultura Griega); y hago alusión de esta frase, retomando una frase más de Theodore Roosevelt de la cual dejó constancia en una misiva personal fechada en 1908, en la que señaló que "la responsabilidad debe acompañar al poder”.
La expresión “La espada de Damocles” a lo largo del tiempo ha adquirido diferentes interpretaciones y aplicaciones, y ha encontrado su lugar en la política, la cultura popular y hasta en la ciencia, perdurando a lo largo de los siglos, utilizada en el lenguaje cotidiano para referirse a una amenaza constante o a un peligro latente (no contaré la historia para evitar aumentar la extensión de la columna), en su sentido más básico, advierte sobre los riesgos y las responsabilidades que conlleva el poder; los historiadores clásicos relatan cómo los tiranos que abusan de su poder y basan su autoridad en el miedo son los más susceptibles de convertirse en víctimas de ese mismo temor; pero con el paso del tiempo, la expresión ha trascendido la mitología y se ha convertido en un símbolo que abarca mucho más que el poder político, pasando a la ciencia y el impacto en liderazgo social.
La frase que da título a esta entrega, hoy en día tiene mucho sentido, en un mundo donde las claves de la supervivencia empresarial y personal se apoyan en la colaboración, en la responsabilidad y en la vulnerabilidad como concepto anclado a nuestra naturaleza humana y que habíamos dejado de lado, en la utopía de creer ser invencibles dado el grado de desarrollo tecnológico y social al que habíamos llegado; con la pandemia el mundo entero enfrentó una realidad de golpe y nos hizo comprender que se tiene que abordar las problemáticas sociales desde diferentes frentes y que solo podremos alcanzar un desarrollo sostenible, conjuntando objetivos y metas, además de actuar con convicción, con responsabilidad social compartida y desde un liderazgo social y humanitario.
El liderazgo es un ejercicio de poder, pero cuando realmente se ejerce desde la responsabilidad surge el liderazgo más humanista, aquel que tiene en cuenta el impacto de las decisiones en las personas, en la sociedad, en el medioambiente, cerrando brechas de desigualdad y exclusión social, trabajando por una cultura igualitaria con visión a la calidad de vida de todos y de todas. Creo y pienso que todos somos líderes, todos tenemos un gran poder y una gran responsabilidad y no actuar bajo esta premisa nos está llevando a un ejercicio de decadencia humana, veo signos en la sociedad, en búsqueda de culpables, del victimismo constante y no de asunción de la responsabilidad; se ha incrementado la actitud ecpatica, individualista y de desinterés de lo que pasa a los demás y a nuestro mundo. En el ámbito organizativo se están creando culturas de protagonismo, asistencialismo y de dependencia, que generan quejas y apatía de la participación ciudadana y desarrolla poca responsabilidad social; la pandemia vino a encrudecer sin duda a las culturas organizativas, justo en el momento en que más necesitamos líderes que apoyen y movilicen hacia el cambio, donde vivimos crisis constantes, climáticas, económicas, sociales y sanitarias.
Hemos llegamos incluso al punto de darnos cuenta que trabajar juntos es importante, colaborar para cambiar el curso de la historia para las generaciones futuras; de poco sirve un liderazgo si este no es capaz de influir, motivar, organizar y llevar a cabo acciones para lograr sus fines y objetivos que involucren a personas y grupos en una marco de valores, y generen una transformación personal y colectiva; es por ello, que hoy en día la cultura colaborativa es la forma del éxito, una gran redención social que permita dar la respuesta a un mundo en crisis y ayuden a generar prosperidad social.
Cuantos de nosotros, desde nuestras posiciones de privilegio, en las que gozamos de tres comidas diarias, de un techo, de educación y del apoyo de una familia o de un grupo social, hemos dejado de asumir la responsabilidad que esas ventajas nos brindan. En las historias creadas por Stan Lee, ya hace más de sesenta años, Peter Parker, tuvo que sufrir la pérdida de su tío para entender sus enseñanzas “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, Ben Parker le recitaba aquello a su sobrino sin saber que se había transformado en un ser con habilidades especiales y se lo mencionaba refiriéndose a esos privilegios que he mencionado previamente, a una casa, a una educación, al cobijo de un entorno familiar y de cómo esas circunstancias le obligaban a Peter a devolver un poco de todo aquello al prójimo.
En la pandemia ocasionada por la Covid, perdimos la salud, nuestra libertad y a familiares y amigos muy queridos, ese golpe, tal como le sucedió al héroe trepamuros, debe hacernos entender de una vez por todas, como sociedad civil, que “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
En el mito de Spiderman creado por aquel chico neoyorkino, de una familia de inmigrantes rumanos de origen judío, de nombre real Stanley Martin Lieber, lo que hace único a su héroe, no son las características arácnidas, sino su sentido de responsabilidad otorgado por su querido tío Ben, que a pesar de sus carencias y debilidades, tan humanas, le llevan, una y otra vez, a ayudar al más necesitado, incluso a pesar de su propio beneficio.
Te invito a reconocer cual es tu poder y la responsabilidad que trae consigo para que como sociedad civil hagamos de éste un mundo mejor.
Si quieres ser parte de este movimiento social de héroes humanistas que logran un cambio en el mundo, contáctanos en direccion@rsalud.com.mx
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