¿Empeorará el campo mexicano?
- Redacción
- 13 may 2020
- 2 Min. de lectura

El campo mexicano siempre ha sido el más afectado, y es que son tantas las situaciones que enfrenta, por ello mismo en mexicanos migran a Estados Unidos porque el campo ya no les dio para vivir. Los factores son distintos, factores sociales, económicos, políticos e incluso climáticos han provocado una transformación radical de la población rural de México. Dicha situación ha afectado de manera directa la producción agrícola nacional, de tal suerte que actualmente más del 70% de las unidades de producción rural es atendido por pequeños productores, campesinos e indígenas que apenas poseen superficies menores o equivalentes a cinco hectáreas. Por si esto fuera poco, la mayoría de su producción está enfocada en satisfacer las necesidades del autoconsumo. Lamentablemente sólo el 6% de los productores agrícolas está conformado como empresarios que logran colocar sus mercancías en el mercado nacional e internacional; y esta situación no es favorable para las necesidades de consumo que tiene el País, tanto de productos alimentarios como de insumos o materias primas provenientes de la agroindustria. El año pasado, refiere, 60% del territorio mexicano estuvo afectado por la sequía y las temperaturas fueron las más altas desde 1954. Se trata de una nueva tendencia de largo aliento antes que de una excepción: sólo el mes de enero pasado fue el más caliente en los últimos 104 años a nivel mundial. En fin, el cambio climático y la actual pandemia del COVID-19 han sido fenómenos de graves efectos y consecuencias en la población mundial. Las constantes sequias, huracanes, nevadas e inundaciones, hoy se acompañan de más de 4 millones de casos confirmados de COVID-19 y más de un cuarto de millón de muertes en todo el mundo desde que inició esta pandemia. A pesar de la amplia cobertura informática por los canales oficiales de comunicación, todavía no hay información robusta que permita comprender lo que está pasando en el campo mexicano. En este contexto de pandemia, es urgente analizar cuales están siendo los efecto del COVID -19 en el sector rural de México. En Chiapas se muestra una “ruptura relativa” en las cadenas de suministro de insumos y alimentos básicos principalmente para las familias locales. En muchas zonas campesinas e indígenas, a pesar de tener capacidad para autoabastecerse, el “#quédate en casa” ha originado estrategias comunitarias para evitar el contagio.

Por ejemplo, en la zona de Cañadas en el municipio de Ocosingo, se pronostica un aumento en la superficie sembrada de maíz y frijol, debido a presencia de lluvias tempranas y abundantes, al retorno de población migrante y su imposibilidad de movimiento a zonas urbanas como Palenque, Cancún y USA. Asimismo, se han masificado acciones comunitarias como el uso controlado de entradas y salida de la población de sus localidades mediante garitas y guardias sanitarias. Se han formado comisiones de jóvenes para la compra de alimentos e insumos, renta colectiva de transportes, promoción de cuarentenas a la población que ingresa a las comunidades. Y sí, la pandemia está golpeando la frágil economía campesina.
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