Familiares de pacientes, sobreviviendo día a día
Tuxtla.- En plena capital chiapaneca, se encuentran grupos poblacionales que son más vulnerables a factores como la falta de recursos, el clima o la combinación de ambas, una muestra de ello son los familiares de los pacientes que se encuentran a las afueras de los hospitales, sobre todo al oriente de la capital, donde todos los días se vuelve una situación de supervivencia.
En el hospital Gómez Maza, son incluso meses los que pasan en espera de buenas noticias, quienes se quedan de guardia al menos duermen bajo techo, aunque hoy en día tampoco les va tan bien, denuncian que tienen semanas sin aire acondicionado, lo cual a más de 35 grados no solo se vuelve incómodo, incluso representa un riesgo a desarrollar enfermedades o infecciones.
"Se nos está haciendo muy complicado, en el caso de nosotros como familiares que estamos aquí de los pacientes hemos sufrido mucho de calor, hay mosquitos y mucho polvo pudiéramos decir, por el trabajo que se está realizando aquí pero no hay de otra, no tenemos otra opción donde quedarnos", señaló Raúl, pues las obras viales en esta zona incrementan el polvo y tierra en el aire.
Incluso hay quienes improvisan hamacas, casas de campaña, catres, lo que sea con tal de tener donde pasar la noche, aunque no sea en las mejores condiciones, Claudia dice que "aquí dormimos afuera, aquí estamos con el polvo, que a veces vienen los mosquitos, nos pica el zancudo, y unas cuantas ratitas que hay aquí que nos acompañan de noche pero tenemos que aguantar por nuestro familiar".
Si bien hay una galera frente al hospital, algunas sillas mecedoras en renta y otros espacios para pernoctar, no todos tienen recursos para cubrir el costo de mantenimiento, los albergues ni se diga, dicen que están infestados de chinches y garrapatas, prefieren usar los baños que están ahí, construidos en plena vía pública, a cambio de un pago que a veces pueden hacer, a veces no.
Para eso está la gente de buen corazón, quienes al menos una vez a la semana llegan, de distintos grupos, para dar lo que pueden para alimentar su mente y su estómago, Prisciliana pertenece a un grupo de la iglesia y les llevaron tamales y aguas frescas, en vez de café, debido al calor que no da tregua.
"A veces se trae cafecito, pero viendo a estas alturas que estamos en estas temperaturas muy altas la gente necesita algo refrescante, algo que refresque un momento de dolor que están pasando, algo que traerles, esa palabra de fortaleza y también alimento para su vida". "Gracias a la familia que nos está regalando y gracias a los cristianos que nos están regalando esto, porque no tenemos mucho, únicamente para comer nada", señaló don Alexis, cuyo hermano lleva semanas internado y al ser de fuera no ha encontrado cómo hacerle frente a su necesidad.
Justo frente al área de consulta de este mismo hospital se encuentra el Pediátrico, donde quizá se acentúa la necesidad al ser niños pequeños quienes padecen las carencias junto con sus familias, mucho provienen de otros municipios como María, quien viaja desde Cintalapa con su niño cada mes, dice que a veces llega nada más con lo del pasaje, y gracias a Dios hay gente buena todavía que les regala un desayuno, como Chipotín y sus amigos, que lo hacen sin falta cada martes.
"Voy al albergue para estar tranquila y todo se me juntó, y digo ay Dios mío, qué va a pasar, pero gracias a Dios por el desayuno de mi niña", señaló Edith, quien viene desde Veracruz cada dos meses a que traten a su pequeña; doña Martha, dice que recorre dos horas y media cada quince días para no faltar a sus citas.
A más de 20 años de esta dinámica, que surge cuando lo invitan a hacer risoterapia al Pediátrico en 2005, Armando Ozuna Bermúdez "el payaso Chipotín" narra que se dieron cuenta de la necesidad de las familias, muchas veces provenientes de comunidades que no tenían para comer, empezaron con 28 y ahora alimentan a 150 personas en promedio cada martes, unos 90 adultos y 60 niños.
"Aparte de que hay gente que nos ha tocado platicar con ella que nos dicen que tienen dos días sin probar nada, no tienen ni un centavo para comprar cosas de higiene personal, tratamos de apoyarlos de esa manera también, es un hospital de tercer nivel donde hay niños que su estancia es muy prolongada en el hospital, les damos papel de baño, shampoo, jabón, despensa, leche y pañales, gracias a muchos aliados”, comentó.
Y es que a pesar de la situación que estamos viviendo y pasando, económica, o de cualquier forma, reconoce que hay personas de muy buen corazón que sin pensarlo no dudan en ayudar al ver tanta necesidad, por eso está agradecido con ellos y con sus aliados, que le permiten continuar con esta labor humanitaria.
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