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ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Año Nuevo, ¿mamá nueva?

Tuxtla.- Después de unas -no sé si merecidas, pero sí necesarias- vacaciones, ya estamos de regreso en este espacio, primero quiero desearles un feliz año, espero que hayan pasado unas fiestas llenas de alegría y sobre todo en familia, y que este 2023 se cumplan todas sus metas; si no es así, al menos que se la pasen chido y no falte la salud en sus hogares.


Nosotros nos la pasamos muy bien, celebramos ambas fechas en casa estrenando el espacio que Rodrigo acondicionó en el patio y aprovechamos a celebrar con nuestras mamás, también cumplí 30 años; estuve muy apapachada y sobre todo rodeada del cariño de los que me rodean, así que cerramos el año muy bien y así mismo queremos iniciar este 2023.

Para mi, el 2022 fue un año muy importante e inolvidable porque enfrenté retos laborales, familiares, pero sobre todo me consolidé y me afiancé como mamá de dos niñas, hace apenas un año estaba de incapacidad por maternidad y ahora que lo inicio trabajando, con una niña de un año y una de casi tres, y aún no me la creo.

Estas fechas me llenaron de nostalgia también, porque el año anterior lo celebramos en casa pero con una Renata recién nacida y una Elisa que apenas y demostraba toda su inteligencia, apenas iniciando ya nuestra familia de cuatro, y ahora veo a Reno casi caminando y a Elisa súper inteligente en la escuela, y pienso que el tiempo se pasa volando, y en un abrir y cerrar de ojos, las cosas ya cambiaron.

El año pasado, Elisa dejó la lactancia, entró a la escuela, se puso más berrinchuda que nunca y dio un estirón; además Renata ya cambió tres veces de sala de lactantes, está empezando a dar sus primeros pasos y pasó de la lactancia exclusiva a la mixta y a comer sólidos, también tiene ya tres dientes y cumplió su primer año de edad, todo eso en apenas 12 meses.

Todo esto me puso a pensar: ¿cuánto tiempo me la he pasado enojada, regañando, desesperada o queriendo que ya se duerman para poder hacer mis cosas? Mucho; cuando vine a ver, mis bebés ya habían crecido y yo me perdí momentos importantes sin darme cuenta, ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que le di chichi a Elisa, porque siempre lo hacía de malas y a las prisas, solo le contaba hasta 10, y tampoco recuerdo muy bien la última ocasión que Renata tomó solo leche materna en todo el día, son momentos que se me fueron pasando.

La verdad es que sí soy muy enojona y desesperada con las niñas… no me pueden culpar, por más que así lo decidí, en menos de dos años tuve que lidiar con dos bebés, no lo hice sola pero siempre para una mamá es más pesado, sobre todo cuando la mayor pasó del amor al odio hacia mi, y la otra agarró una mamitis aguda que no me deja hacer nada.


Sin embargo, aquí lo importante es que el adulto soy yo, en el caso de Elisa apenas está aprendiendo a identificar y controlar sus emociones y mi trabajo es acompañarla, y en el caso de Renata pues es una bebé que me necesita y apenas se está aprendiendo a comunicar, nuevamente aquí el adulto soy yo, la única que se supone que debería saber controlar sus emociones y dejarse fluir.

Creo que ese es mi propósito más grande este año… dejar fluir más mi maternidad, dejar de pensar en cómo quiero que sucedan las cosas y concentrarme en cómo manejar lo que me toque en el momento, siempre anteponiendo el estar tranquila y no gritarles, que últimamente lo hago demasiado, y tratar de pensar que todo lo que hacen es de acuerdo a su edad, que ellas no tienen la culpa de que yo me sienta frustrada o cansada y que están aprendiendo a adaptarse a esta vida.

Claro, mucho más fácil es decirlo que hacerlo, y suelo explotar muy rápido excusándome en que estoy cansada, tengo cosas pendientes por hacer o no puedo yo sola con las dos, pero por eso es mi propósito y haré todo mi esfuerzo por cumplirlo, no quiero pasar otro año en el que al hacer el balance, sean más mis momentos de histeria que los momentos que disfruté con mis hijas.

Este año, Elisa cumplirá tres años y entrará al kinder… Renata pasará a maternal y finalizará cumpliendo dos años… Rodrigo cumple 35 y yo 31… así vamos pasando de etapa en etapa, y lo único que deseo es que lleguemos los cuatro con bien a cada una de ellas y tengamos sobre todo la fortaleza y la paciencia para criar niñas felices, independientes y sin heridas emocionales, o al menos no tan fuertes como las que viene arrastrando nuestra generación.

Aunque la mayor parte de los días pienso que lo estoy haciendo mal, o que no me estoy esforzando lo suficiente, ser mamá de dos es un gran reto pero es bien chido, me siento orgullosa de lo que he logrado hasta ahora y contenta de que ambas me hayan elegido a mi para ser su mamá, espero no defraudarlas y que me vean con orgullo y amor.

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