La aventura de ser mamá: Cerrando ciclos

Ojalá todo fuera como el cabello, que vuelve a crecer… este fin de semana, ya que el calor está a todo lo que da y necesitábamos un cambio, los cuatro nos fuimos a hacer un corte de cabello, y me di cuenta lo mucho que han crecido mis hijas, de cómo cada una tiene sus propios gustos y personalidad, y que cada día nos parecemos más.

Elisa se había cortado el cabello apenas tres veces en la vida, y Renata solo una, la verdad es que de chiquitas nunca las tapamos, dejamos que les creciera el pelo, Eli vino bien peluda y lacia, y Reno con muy poquito cabello que se le ondula en las puntas, luego de ver varios cortes y opciones, se decidieron por el largo de cada una y el fleco, y nos fuimos a que se los cortaran… en mi opinión, sí son bastante caros los cortes de niños, porque los distraen con carritos, tele, globos y dulces para que se dejen, pero tampoco las llevaría a cualquier lugar donde salga más barato, creo que es una buena inversión.

La primera vez de Eli, acababa de cumplir un año y lloró mucho, no me gustó mucho porque se lo dejaron como casquito, pero como les digo, el pelo crece, a Reno el corte la relaja, se estaba durmiendo ahí sentada, se queda quietecita y no deja de verse en el espejo, y le cambió un buen la carita con el fleco, se ve más inocente, aunque no le crean nada.

Elisa en cambio, no paraba de platicar con la estilista, le dijo que lo quería todavía más corto, le pidió el fleco, el color del moño, del globo y todo, ahí me di cuenta de lo mucho que ha crecido y que ya toma sus propias decisiones, con la ropa es igual, incluso estando en la casa quiere elegir sus atuendos, zapatos, peinados y todo, y cuando salimos a la calle ya ni se diga.

Ambas quedaron súper bonitas y amo que las tres traigamos casi el mismo corte, porque déjenme decirles que me entraron las ganas de un cambio y me volví a cortar el fleco, están emocionadas por llegar a la escuela y mostrarle a sus amigas y maestras.

Y es que últimamente ha habido muchas suspensiones de clases, entonces las he tenido revoloteando en la casa, tirando juguetes, peleándose entre ellas, y aparte soportando el calor, por lo que no han sido nuestros mejores días, ese fue otro motivo para llevarlas a la plaza, a distraernos, refrescarnos un rato -aunque ni se sentía el clima- y aprovechar el fin de semana.

Creo que para las vacaciones de verano, lo mejor va a ser llevarlas a algún curso, porque su mente va a mil por hora y en casa se me aburren, aparte me ven aquí, pero no les cae el 20 de que estoy trabajando, entre pendiente y pendiente las atiendo, me levanto antes para hacerles el desayuno, las estoy checando, pero cuando entro a junta se me complica, y ellas piensan por verme aquí, que estoy libre, y no es así.

No puedo creer de qué estamos a un par de meses de que Eli se me vaya a tercero de kinder, y Renata a segundo… se me está yendo el tiempo de las manos, y cuando menos me lo espere, ya voy a estar checando primarias, entre que me emociona y me aterra el hecho de que mi niña esté creciendo y todas las etapas que me falta vivir con ella, con ambas.

Así han transcurrido los días, rezando por que llueva y refresque un poco, cada día con menos paciencia, cada día sintiéndome peor por tener menos paciencia, con una Renata de tres años peor que los terribles dos, con una Elisa que parece adolescente cuando no la dejo ponerse botas negras a las 12 de un día en que estamos a 38 grados, y teniendo que lidiar con ellas, el trabajo y el hogar todo el día, pero agradecida por poder tener la oportunidad de cuidarlas y a la vez seguir siendo productiva en mi propia casa… a veces nos quejamos más de lo que valoramos, y esta semana quiero ser más agradecida y menos quejosa.