La aventura de ser mamá: Días de preparativos navideños
Diciembre tardó siglos en llegar, y se está yendo a la velocidad de la luz, ya estamos en la segunda semana y yo siento que apenas ayer se terminó noviembre… y es que se trata de un mes bastante movido, lleno de festejos, preparativos y fiestas que nos traen de arriba para abajo, malabareando en lo que llegan las vacaciones.

Por ejemplo, esta semana hay homenaje navideño, posada de las niñas, día de asueto y el festival de Navidad, apenas y da tiempo de organizar el día a día y de tener todo listo: preparar lo que les toca llevar para compartir, que los trajes estén listos, ver quién las va a cuidar el día de la virgencita, y todo eso entre el trabajo del día a día, que también está bastante movido ante los cambios sexenales y el mismo ritmo de las fiestas decembrinas.
Antes, recuerdo que estos días solían estar llenos de posadas y festejos, hoy creo que todos estamos tan absortos en el día a día, que apenas y se organizan los festejos necesarios, como la convivencia del trabajo, Navidad y año nuevo… y eso que apenas y nos estamos organizando en mi familia para eso.
También viene el cumpleaños de Renata, que le queríamos festejar en su escuela, pero creo que no nos va a dar tiempo porque ya están por salir de vacaciones y justo esta semana la tienen llena de actividades, así que tendrá que ser algo entre nosotros nada más… sí, a mi también me tocó ser la niña que siempre estaba de vacaciones en su cumpleaños y nunca me tocó hacer una fiesta en el salón de clases.
Aparte, hay que hacer las compras necesarias de regalos y lo que se ocupe, tratar de gastar lo menos posible, ponerse al corriente con las deudas, encontrar las mejores ofertas entre un mundo de gente buscando lo mismo que tú, y todo sin perder el espíritu festivo y sin ser un Grinch en el intento, creo que cada año que pasa, no es que me reste ilusión, sino que hay más preocupaciones y temas que atender, así es la vida de un adulto con responsabilidades.
Pero bueno, al final de cuentas lo más importante es pasarla en familia, ver sus caritas de ilusión cuando están haciendo su carta a Santa o cuando lo ven y lo saludan -sin contar que estamos en esa temporada de “amenazarlas” con que si no se portan bien, no les va a traer regalos-, y esperar que cada año sigamos siendo las mismas personas sentadas a la mesa, y que no se pierda el verdadero significado de agradecimiento y unidad familiar.
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