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La aventura de ser mamá: El Día Naranja

ALEJANDRA OROZCO

Luego de una semana de descansito de este espacio por motivos revolucionarios y de asueto, ya estamos de vuelta con más aventuras, y si ustedes son lectoras asiduas de este espacio, sabrán que voy a aprovechar cualquier oportunidad para desahogarme y hablar de temas que creo, nos tocan a todas, y es más bonito cuando los compartimos y externamos.

Hoy, se conmemora el Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, y percibo que es quizá el noviembre más violento que me ha tocado vivir hacia mi género, llevamos ya cuatro feminicidios, suman 33 en lo que va del año, que ya superaron a los 25 del año anterior de acuerdo con colectivas feministas, y percibo que cada vez se viven escenarios de violencia en círculos más cercanos al mío.

La semana pasada estuve muy apachurrada anímicamente, usualmente, como periodistas nos enteramos de lamentables hallazgos de cuerpos de mujeres, pero el caso de Mónica, por ejemplo, fue prácticamente en tiempo real, aún alcancé a leer en un grupo de la fuente policiaca el llamado de auxilio al pensar que aún contaba con signos vitales y se me estremeció la piel, con leer las palabras de que fue “brutalmente golpeada”, no pude evitar angustiarme y esa sensación aún permanece dentro de mi pecho.

Mónica ya no maquillará a más mujeres para hacerlas sentir bellas, sus publicaciones ya no aparecerán en el feed de las redes sociales, pero lo que más me atormenta, es pensar ¿qué estarán sintiendo sus hijos? ¿Cómo les van a explicar las circunstancias en que a su mamá le arrebataron la vida, y quién lo hizo? Más allá de que lo vean como morbo, yo pienso en mis niñas, me pongo en el lugar de ella, y de verdad no puedo con ese pesar, con la impotencia, con la rabia.

A Mónica le apagaron la luz… pero así como ella, a otras se las apagaron antes, pienso también en Elivani, la pobre niña que iba a su casa cuando una bala se atravesó en su destino y ya no llegó, ella fue víctima de la balacera del pasado miércoles, una niña de apenas 16 años que ni la debía, ni la temía… a las mujeres nos violenta la pareja, la sociedad, otras mujeres, la delincuencia, y aparte, no somos justas con nosotras mismas.

Soy una mujer viviendo en una época insegura para las mujeres… de muchos logros, pero también retrocesos, tratando de criar a un par de niñas más que se convertirán en mujeres y que tengo miedo qué mundo les depare… que me cuesta cumplir con todos los roles, ser una buena madre, una buena profesionista, una buena amiga, una buena hija y una buena esposa.

Hoy no solo es un día para vestir de naranja, sino también para darnos cuenta de las violencias que vivimos todos los días, cuando nos acosan en la calle, cuando prevalece el machismo, cuando nos hacen menos por ser mujeres, cuando tenemos menos oportunidades, cuando ganamos menos, cuando nos piden que nos cuidemos al salir a la calle o que nos vistamos diferente.

Yo quiero que mis hijas vivan sin miedo, pero ¿cómo transmitirles eso, si yo vivo paniqueada? Por que me pase algo en la calle, por que me aceche alguna enfermedad y les haga falta, por que les pase algo a ellas, por muchas cosas que no puedo controlar, pero que trato de lidiar con esa ansiedad a diario, para que no me afecte, aunque es difícil, al final se refleja en mi humor y en mis actos.

Son tiempos difíciles para ser mujer… así lo considero cuando estoy criando a dos de ellas… no paro de imaginar los escenarios más catastróficos y no sé si aguantaría, trato de enfocarme en lo positivo y no pensar en aquello que no puedo controlar, pero en el día a día aunque no quiera todas las malas noticias llegan a mi, y me afectan.

No saben cómo ansío que lleguen mis vacaciones, para desconectarme de todo un rato y tratar de reponerles el tiempo que les debo, hoy solo resta seguir alzando la voz, desde la trinchera de cada una, y ser amable con el resto, pues no sabemos lo que cada una está pasando.

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