La aventura de ser mamá: El privilegio de un papá presente

Tuxtla.- Este domingo, celebramos el Día del Padre, una fecha que como todos los años, está llena de clichés, se le resta importancia y no suele causar tanto bullicio como el Día de las Madres… y es que como mamá no hay dos, pero por qué no celebrar igual a los papás que sí se la rifan todos los días, que son amor, paciencia, entrega, cuidado y ternura, porque de que los hay, los hay, yo crecí con uno y estoy formando una familia con otro.

Suele ser tema de memes, que el Día del Padre pasa desapercibido, que es un día más, y es que aún persisten muchos estereotipos de género, por ejemplo, mientras el festejo para las mamás, en mi caso, fue una comida con show y rifas en las escuelas de las niñas, a los papás les pidieron ir con ropa cómoda y los pusieron a hacer actividades deportivas, cuando muchos de ellos apenas y pudieron pedir permiso un ratito en el trabajo, y estoy segura que lo que menos querían era sudar la gota gorda con este calor, quizá solo querían estar con sus hijos, verlos bailar o cantar y seguir cumpliendo con su labor.

Y es que aún persiste ese estereotipo de que las mamás valen más que los papás, puede que nosotras tengamos más cargas y hagamos más cosas, eso siempre lo he dicho, pero en cuanto a valor y merecimiento, también ellos pueden sentirse apapachados y festejados, no voy a generalizar, porque sé que hay muchos papás ausentes o irresponsables, pero yo elegí como pareja a alguien cuyo sueño siempre fue ser papá, y que se la rifa todos los días por nosotras, eso se lo agradezco y se merece que se lo recordemos todos los días.

En mi caso, los únicos papás de mi familia cercana son Rodrigo y mi papá, ya no tengo abuelos ni está mi suegro, entonces decidimos celebrar en la casa, con una carnita asada, no por estereotipo, sino porque es de las cosas que más le gusta hacer a Rodrigo, y de las que mejor le salen también, la lluvia nos quiso arruinar el día pero no lo logró, y también aproveché a pasar una tarde muy agradable con mi papá, con quien hablo todos los días pero solo veo una vez a la semana.

Últimamente he pensado, viendo muchos casos a mi alrededor, en lo afortunada que soy de tener aún a mi papá conmigo, en que debo aprovechar más los momentos a su lado mientras pueda, y en que con todo y sus imperfecciones, pude crecer con un papá presente, dedicado y sensible, que me enseñó las bases de lo que soy y que ahora es un gran abuelo, es muy distinta la crianza que tuvo con nosotras a la que Rodrigo está teniendo con las niñas, pero creo que ambos estilos son válidos y que lo importante es el amor detrás de cada uno.

Cuando veo cómo las niñas esperan ansiosas a que llegue Rodrigo del trabajo, cómo se esconden para “asustarlo” y luego abrazarlo, cómo juegan luchitas, lo buscan para hacer travesuras, esa complicidad que tienen a mí me mata, me encanta verlos así, aunque a veces incluso me sienta desplazada, pero creo que es normal que las niñas sean más apegadas a papá, a mi me toca ser la que pone orden y procura que otros aspectos estén arreglados, pero siempre tiene que haber equilibrio y ahí tratamos de guardarlo entre los dos.

Gracias a todos esos papás presentes, por aligerar la carga materna, por ser superhéroes para los niños, por ser un soporte, por cumplir su trabajo en el equipo, porque esta generación de papás está haciendo un cambio positivo y criando niños más seguros, independientes, felices y libres, que pueden ser ellos mismos y que todos los días enseñan y aprenden cosas nuevas. ¡Feliz día del padre!