La aventura de ser mamá: La mejor época del año
- ALEJANDRA OROZCO
- 13 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Nada más empieza a correr el airecito fresco, y a mí se me alborota la vida, porque es como un anuncio de que ya empezó la mejor temporada del año: otoño, frentes fríos, adornos de Halloween, Pumpkin Spice, incienso, copal y mandarina en los mercados, la antesala a que se vienen nuestros festejos favoritos, Día de Muertos, nuestros cumpleaños y Navidad.
Desde hace como un mes, Elisa empezó a preguntarme por su disfraz, aunque todo el año ha estado cambiando de opinión, pero ya finalmente eligió Harley Quinn, y que su papá se vista del Joker con ella -aún estamos afinando esos detalles-, y Reno, como buena hermana menor, quiso vestirse igual que su hermana.
Así que en esta ocasión decidí anticiparme, ponerme las pilas y buscar los disfraces a tiempo, ya que acostumbro comprarles de segunda mano, porque la verdad es un gasto para que solo se pongan el disfraz un día y al año siguiente quieran otro, entonces entre mamás nos ayudamos vendiéndonos los disfraces que solo se usaron una vez a ni menor costo, y así todas ganamos, tuve suerte y encontré justo dos disfraces de Harley Quinn, así que un pendiente menos a la lista.
A mi me emociona mucho todo esto, buscarles el disfraz, verles la cara de emoción cuando se los enseño, planear los accesorios y todo, lo vivo con ellas y creo que a veces me emociona más a mí ir a pedir calabacita, ya de ahí se va de volada el año, además de que el ambiente se presta porque empieza a refrescar, a correr “el aire de Todos Santos”, diría mi abuelita, el pretexto perfecto para echar cafecito con pan de muerto.
Cambiando de tema, esta semana ha sido complicada para mí, por preocupaciones de la vida adulta, ya saben, así que un día me ganó el llanto, y las niñas me vieron así… preguntaron por qué lloraba, me abrazaron, me dieron besos y me dijeron que me aman… y eso para mí funcionó como un ungüento, fue mágico cómo me hicieron sentir su amor y me levantaron el ánimo, en ese momento me di cuenta de que todo tiene solución, y de que soy muy afortunada y bendecida por tenerlas y que estemos todos bien.
En mi casa, mis papás nunca se escondieron para llorar ni nada parecido, cuando realmente estaban tristes o conmovidos lo expresaban y así crecí yo, creo que últimamente me he vuelto más fría, menos expresiva, pero cuando me desbordan las emociones las expreso y quiero que ellas vean que está bien no estar bien, que se pueden expresar y seguir y no pasa nada.
Respecto a su conducta, hay días buenos y malos, ahí vamos, tratando de que obedezcan, sé que son niñas y lo inquietas no se les va a quitar, pero el chiste es que sigan reglas y respeten límites, con eso me doy por bien servida… ahí vamos, malabareando con todo, aunque hay días que sí necesito una ayudadita, un apapacho, una palabra de aliento, y soy muy afortunada de tenerlos al alcance de la mano.
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