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La aventura de ser mamá: Las niñas no se tocan

ALEJANDRA OROZCO

Esta semana, de nueva cuenta, ocurrió un hecho inaceptable, que indigna, que duele y que preocupa: la pequeña Liliana Guadalupe, que tenía solo 12 años de edad, fue hallada sin vida muy cerca de la zona donde fue vista por última vez cuatro días antes, cuando se reportó su desaparición… no es mi intención ahondar en los detalles que ya todos conocen, sino expresar mi sentir como mamá.


Una no puede juzgar, no es válido echarle la culpa a los padres por dejarla salir a vender sola, o por no haber estado cerca, es muy fácil hablar desde el privilegio, sin conocer las carencias y la situación que vivía la familia, nadie por voluntad propia querría que sus hijos trabajaran, pero hay casos que solo se pueden entender si se viven en carne propia.

Lo que se me hace inaceptable, es que un niño, un joven, pueda ser violentado de esa manera, ser vulnerado, no ser respetado, los niños son inocentes, no deberían preocuparse por no volver con bien a casa, deberían sentirse seguros y protegidos por todos, pero la realidad está muy distorsionada y dista de ser justa.

Se me desgarra el corazón de ver las imágenes del velorio, del sepelio, escuchar los gritos de los familiares de Lupita, que nunca imaginaron encontrarla en esas condiciones… y es que ¿quién se va a imaginar que algo así pueda ocurrir en la realidad y no solo en las películas de terror? Es simplemente inaudito.

Lo peor, es que no es la primera vez que algo así ocurre, como periodista me ha tocado dar seguimiento a casos de niños que pierden la vida en guarderías, en su propia casa, en accidentes, y no es justo, no es justo que alguien tan pequeño tenga que sufrir, uno no se explica cuál es el propósito, por qué pasan estas cosas, y duele, preocupa, mortifica.

Siguiendo este tipo de casos es que me dan ganas de no enterarme, de desconectarme de las redes y de encerrarme a abrazar a mis bebés en casa, pero toca hacerle frente a la realidad, evadir esos pensamientos, tratar de distraerse en casa y dormir bien, porque al día siguiente hay que cumplir con la chamba, hay que seguir contando esas y más historias para visibilizarlas.

Creo que esa es la parte más difícil de ser periodista, tener que informar las malas noticias, contener todos esos sentimientos y pensamientos, guardártelos y no llevarlos a la casa, donde te esperan unas niñas que no te han visto en horas y solo quieren jugar, sin imaginarte que vienes de una jornada pesada mentalmente, que vienes asqueada de lo que pasa afuera y que te cuesta sonreír y mantener la calma.

Mi carga mental en los últimos días no ha sido nada ligera, sé que se han dado cuenta en casa, pero así es esto y muchas veces no se puede pedir incapacidad y ya, hay que saber lidiar con todo esto, buscar tu centro y mantenerte firme en tus creencias y en tu fe para no engancharte… mi plegaria era que la nota de la semana, fuera la detención del feminicida… se reporta que lo hallaron sin vida, y aún así, esta sensación en mi pecho no se quita, ahí sigue.

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