La aventura de ser mamá: Los primeros virus del año
Tuxtla.- El otro día, justo estaba pensando que ya tenía tiempo que las niñas no se enfermaban tan feo, no se lo quise comentar a nadie para no “salarlo”, y pasó: Renata estuvo dos semanas sin ir a la escuela, y Elisa estuvo malita del estómago… de vuelta a los medicamentos y las noches sin dormir.
Hace dos semanas, Renata tuvo fiebre y aprovechamos a llevarla a su cita de seguimiento con el neumólogo, nos dijo que ya la escuchaba mucho mejor que la vez anterior y que ahora tenía algún cuadro viral, nos dijo que tiene una rinitis alérgica que probablemente heredó de mi, y le dejó un tratamiento por dos meses para que no se le tape la nariz.
Total, que estuvo toda la semana en casa -bueno, con mi hermana, en casa de mi mamá- y el lunes la volvimos a llevar a la escuela, con la sorpresa de que me volvieron a llamar porque le dio fiebre, y desde ese día la fiebre no le bajó… tuvo hasta 40 grados según el termómetro, le estuvimos dando medicina cada cuatro horas, y ni así.
La pobre andaba decaída, no perdía el apetito pero ardía en fiebre, no dormía bien, no quería nada, ya nos estábamos preocupando porque de verdad, ardía; estuvimos marcándole a su pediatra y hasta nos mandó a hacerle estudios de orina, pero no pudimos recolectar la muestra y la fiebre se empezó a volver intermitente.
Al cuarto día cedió la fiebre, y comenzaron a salirle ronchitas en la cara y en la cabeza, nos dio miedo que pudiera ser dengue o COVID, pero el doctor nos dijo que lo descartaba y que tampoco era necesario ya hacerle el estudio de orina, porque la fiebre ya había cedido y hubiera estado demasiado decaída, entonces nos repitió que era algo viral.
Al día siguiente ya tenía esas ronchitas finas por todo el cuerpo, pero ya no le dio fiebre, y nos acordamos que Elisa, justo al cumplir el año, también estuvo así, igualito, tres días de fiebre sin ningún otro síntoma y después aparecieron las ronchas, en esa ocasión el doctor nos dijo que era roseola, una enfermedad que se contagia por saliva o contacto con superficies infectadas y desprende del virus del herpes, y como a Elisa ya le dio, ella anda como si nada.
Ahorita Reno está mucho mejor, pero entre controlarle la temperatura, las noches sin poder dormir bien y esperar a que presentara otros síntomas para saber qué tenía, fue una semana bastante pesada, también porque el no llevarla a la escuela significa llevar a Elisa a la escuela y a ella dejarla hasta casa de mi mamá, y por la tarde irla a traer, eso siempre me representa más tiempo invertido y dar más vueltas.
Elisa, hace como dos semanas -justo el día que llevamos a Reno al neumólogo- estuvo diciendo que quería vomitar hasta que lo sacó todo, también le dimos ibuprofeno porque dijo que se sentía mal, pero hasta ahí paró todo… suponemos que simplemente algo le cayó pesado, y además nos sorprende que ella al entrar a la guardería no fue tan enfermiza como pensábamos, y casi no le ha sufrido, más que cuando la contagia su hermana.
Esperemos que se acabe la racha de enfermedad y ya puedan tener una semana normal; aunque bueno, ahora nos enfrentaremos al tráfico y el caos vial con los nuevos cierres en el libramiento norte, que están justamente en el medio de nuestra ruta diaria y sin duda nos van a afectar muchísimo en el día a día, recen por nosotros para que podamos encontrar una alternativa.
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