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ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Regresaron los mocos, o nunca se han ido

Llevábamos dos semanas “bien”, sin faltar a la escuela, sin fiebre y sin medicinas, pero todo era demasiado bueno para ser verdad… otra vez se enfermó Renata, la pobre anda con fiebre, tos y nebulizaciones.


Lo más difícil de que tus hijos estén enfermos no es estarte levantando en la madrugada para darles la medicina, que no te dejen dormir porque se sienten mal o gastar en medicinas o doctores, lo peor es ese sentimiento de impotencia de no poder hacer más que cuidarlos, de verlos sufrir y llorar de tanta molestia.

Pero cuando le dices a Diosito: “tira paro, mándame la enfermedad a mi y líbralas a ellas” y te hace caso, también llega la impotencia de que tus niñas te necesitan y tu no puedes mover ni un dedo, no puedes estar al 100 para ellas y te sientes mal física y anímicamente.

En la familia hay opiniones encontradas: los abuelos quieren que las llevemos con un subespecialista, la tía dice que le demos tratamiento, las amigas y otras tías dicen que es normal, que por la guardería están agarrando defensas y que llegará el momento en que todo esto acabará y estarán sanas por más de 15 días.

Yo solo pienso: ¿cómo acelerar el tiempo para que eso suceda? ¿Qué botón aplasto para brincarnos esta parte de mocos, paracetamol y sufrimiento y pasar a donde brincan en la lluvia y no les pasa nada? Es muy agobiante, agotador y desesperante verlas así a cada rato y saber que solo queda la paciencia para que la naturaleza y los anticuerpos hagan lo suyo.


Y es que hay algo que, sin ser médico, creo que es lógico: mis hijas nacieron en pandemia, y aunque no, todos los niños en general pasaron dos años encerrados en sus casas, sin contacto con el mundo exterior, por lo que su sistema inmune no se ha expuesto a multitudes y apenas está empezando a reaccionar ante ellas, peor aún si consideramos que Renata está en la etapa de pararse y agarrarse del barandal, mismo que agarran otros 12 o 13 niños que a su vez, están babeando todo el tiempo porque están en dentición.

Afortunadamente Elisa no ha caído, y espero que siga así, que cada vez su sistema inmune sea más fuerte y resista más, que si la contagia la hermana no le pegue tan fuerte, y que si se enferma Renata cada vez le sufra menos, aunque ahorita la pobre sí está bien congestionada y le sufre horrible a los medicamentos y las nebulizaciones.

Y en esas andamos… iniciando una semana nueva con Renata en casa, enfermita, peor aún con estos cambios de clima que solo lo complican todo, que gracias a Dios ya se fue el calor pero eso le afecta mucho con estarla pasando del clima al calor y luego que refresque por las noches… solo queda recordar esta nota mental: lo que pase en una semana no va a definir mi maternidad, y como diría una mamá famosa por ahí, nada es para siempre.

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