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ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Renata dice “mamá”

Tuxtla.-Elisa siempre ha sido una niña muy inteligente y ha alcanzado algunos hitos del desarrollo incluso antes que otros niños: su primer diente a los siete meses, sus primeras palabras a los ocho, sus primeros pasos al año y un mes, y hoy habla tan clarito a sus dos años y medio que muchos se sorprenden por ello.


Yo ya había escuchado eso de que todos los niños son distintos y cada uno va a su ritmo, pero no me había causado mayor interés porque Elisa no se ha retrasado en esos aspectos, una de las cosas que me he propuesto es no comparar a mis hijas, pero a veces por inercia resulta inevitable hacerme algunas preguntas u observaciones, como si a la edad que ahorita tiene Renata, Elisa ya hacía una u otra cosa.

Sin embargo, la comparación no es maliciosa, solo es para darme un marco de referencia de las fortalezas y áreas de oportunidad de cada una; por ejemplo, no deja de inquietarme que a sus casi 10 meses, Renata no tenga todavía ni un diente, o que todavía no pronuncie muchas palabras, en cambio, ya gatea, se para y da uno que otro paso, y esos logros a nivel motriz Elisa no los tuvo a tan corta edad, cada una va desarrollando sus propias habilidades de acuerdo a su ritmo, y trato de relajarme.

Tampoco digo que esté preocupada porque Reno esté atrasada o algo por el estilo, pues sí balbucea, se comunica, aplaude y sonríe en ciertas situaciones, entiende muy bien y ya no tarda en soltarse a imitar más palabras, pero hay una que me moría por escuchar y ya la dice: me dice mamá.

Esta semana las dos niñas han estado enfermas, para variar, y ha sido en los momentos donde más se queja Reno, cuando más me busca, cuando la he oído decirme mamá, de una forma que me da mucha ternura, porque lo dice sollozando, pero a la vez me da cosita oírla quejarse y necesitarme tanto de acuerdo al tono de su voz.

Pero sea como sea, ya dice mamá, y escuchar esa palabra de su boca se siente tan bonito como cuando Elisa la dijo por primera vez; en solo dos sílabas son capaces de poner mi mundo de cabeza y de hacerme sentir especial, amada, importante y única, las palabras me quedan cortas para explicarles cómo se siente.


Aunque Reno ya decía papá, y balbucea “tatatatata”, creo que sí está consciente de que esas palabras me invocan, que al decirlas aparezco yo, y siempre quiero aparecerme frente a ellas cuando me necesiten, quiero ser su lugar seguro y su refugio en las buenas y en las malas; nunca me imaginé cómo se sentiría que me dijeran mamá, y sin duda están rebasando las expectativas.

Renata apenas está empezando a decirlo, pero Elisa ya me dice “mami” y también se siente bonito, es diferente, la cosa es que ambas me derriten cuando me llaman, aunque también ha habido días en que quisiera ponerle mute a Elisa porque no para de repetir “mami, mamá, mami, mami” cuando me pierde de vista o entro rápido al baño.

Puede que una haya hablado antes o la otra no haya gateado, puede que Renata esté mucho más grande de tamaño comparada con su edad o Elisa muy delgada a comparación de su estatura, pero para mí una de las cosas más importantes, el logro que voy a recordar por siempre, es esa primera vez que cada una de ellas me dijo mamá, y me hizo sentir por primera vez como una mamá en toda la extensión de la palabra.

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