La aventura de ser mamá: Una semana de bajón
Tuxtla.- Les saludo con gusto luego de unos días de ausencia… la semana pasada no tuvimos columna, nos sorprendió una pérdida muy lamentable en la familia, y preferí romper con la dinámica semanal antes de escribir por escribir, este espacio sale desde el corazón, es mi desahogo, mi maternidad real, y no tenía cabeza para escribirles algo que no fuera tristeza o enojo, así que preferí suspenderla, retomándola hoy.
Es bien difícil atravesar un duelo cuando hay dos personitas que dependen de ti… cuando no tienes ganas de nada, más que de llorar, y tienes que llorar poquito porque hay que dar de cenar, no puedes ir toda la noche a un funeral porque hay que dar chichi, no puedes ir al entierro porque hay que ir por ellas a la escuela, son muchas cosas que a nosotras las mamás nos impiden darnos el tiempo necesario para llorar una pérdida, por más ayuda que tengamos en casa.
Sin embargo, el duelo y la salud mental siguen siendo más importantes que aparentar que no pasa nada, es necesario que lo saques, te desahogues, incluso no a escondidas de los hijos, pues ellos también tienen que saber que no siempre está todo bien, que en ocasiones la vida se complica y podemos llorar, estar tristes y sufrir el momento, pero también que la vida sigue, que nada es para siempre, y como dicen por ahí, una lloradita y a lo que sigue.
Otro tema que siempre me había preguntado, es cómo explicarle a las niñas la pérdida de un ser querido… nunca me imaginé que les tocaría tan chiquitas perder a alguien cercano, me atrevo a decir que Renata no se va a dar cuenta, pues es muy chiquita, pero Elisa vaya que sí lo ubica y al verlo en fotos pregunta por él, pero aún así también ella está chica y no va a comprender situaciones complicadas, entonces hice lo que dicen por ahí, a preguntas simples, respuestas simples.
De momento no le dijimos nada, fue unos días después cuando al llegar a casa de mi abuelita, vio la foto en el altar, mi tía le preguntó a Elisa quién era, a lo que ella sin dudar le respondió que era su tío Coqui.
-¿Sabes por qué está ahí en la foto?- le pregunté.
-No-, me dijo.
-Tu tío Coqui ya está en el cielo… está ahí, junto con tu abuelito Mario, ya no va a estar por aquí- sin poder contener las lágrimas.
-¿Y por qué se fue al cielo?
-Porque Diosito ya lo llamó allá arriba, mi amor.
-Ah, ok-… se volteo y se fue a jugar.
Y eso fue todo. Realmente, está muy chica para entender más allá, pero también es muy inteligente para darse cuenta de que él ya no va a estar, por eso decidí explicarle así las cosas, creo que todo depende de la edad que tengan, y a su edad no pienso que la situación merezca mayor explicación, a la vez que a ella no le surgieron más dudas.
Además de la noticia tan impactante, las niñas estuvieron enfermas toda la semana, empezaron con fiebre y luego tos, así que estuvieron en casa desde el martes, ni bien empezó el ciclo escolar y ya comenzaron los contagios, pero bueno, al menos no era dengue u otra cosa, que está dando bastante esa enfermedad.
Ha sido una semana difícil… entre el duelo, el trabajo, las niñas enfermas, Renata que está pasando un brote de crecimiento o qué sé yo, pero literal se pasa toda la noche pegada al pecho y yo amanezco hasta torcida, todas esas cosas que a veces parecen demasiado, pero con las que nos toca lidiar, y ni modo, a soportar, como dice la chaviza.
Espero que esta semana sea para todos ustedes mucho mejor, llena de bendiciones y que puedan descansar en este puente vacacional, que disfruten mucho a sus seres queridos, que los abracen y los aprovechen en vida, que no pierdan el tiempo en no hablarse o pelearse por nimiedades, ya que un día estamos aquí, y al otro no lo sabemos.
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