La Columna: Después de la Copa…

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La Copa Chiapas de TKD Panamericano vuelve a ser una muestra sobre el camino que tomó el Taekwondo y lo costoso o al menos tardado, que ha sido que las cosas se encaminen por el rumbo que parece ser el señalado para beneficiar y procurar al deportista. Quizá nos estemos adelantando un poco, pero si uno observa a detalle los últimos años en esta disciplina, hay un bando que cada vez figura menos y cuando lo hace, es para “resaltar” situaciones personales y el deporte, concebido como tal, debe tener otros objetivos.

Pero bueno, si tienes un evento al que se registran más de mil competidores y entre ellos puedes contabilizar a representantes de otros estados, puedes considerar que tienen al evento más importante de esta disciplina en Chiapas, algo que sucede poco.

Pero tampoco es para echar campanas al vuelo, porque si bien el Taekwondo tiene grandes exponentes en nuestro estado, sin importar de qué generación son, a que organismo pertenecen y demás, es evidente que se han convertido en el estandarte de tal o cual, de alguna escuela o de otro tema, pero aquí se trata de analizar cómo, con el paso de los meses, lo que antes parecía ser lo menos, ahora es lo más y es que no existen otras competencias de ese nivel y todo debido a que la ACHTKD se ha enfocado a mantener el coto de poder que le entrega ciertos beneficios personales a sus dirigentes, en lugar de procurar elevar el nivel de competencia sin relegar los torneos que organizaban y es que de esos, uno de ellos hasta elevado a G2 aunque fue fallido porque no cumplió con los requisitos de ese torneo, ahora poco se puede escuchar de ese tipo de eventos por parte de los “federados”.

¿Quién es mejor?, ¿quién lo está intentando mejor?, pues todo está a la vista y no hay necesidad de evidenciar más detalles. Cada organismo tiene sus objetivos, cada institución sabe los intereses que los mueven, pero nadie, absolutamente nadie puede negar que ver torneos de esta magnitud, dejan en claro que lo importante debe ser el deporte y sus deportistas, los intereses cambian, los dirigentes deberían aceptarlo.