La Columna: Es difícil de entender

Pero cuando uno, desde lejitos, observa el entorno del futbol europeo, es un hecho que, esa forma inexplicable, en la que al real Madrid le sale todo bien, cuando parece que todo está en perspectiva, aparecen ese “ADN” que los pone en el mapa, que los hace ganar y estar presentes, más que nadie, en las pláticas de futbol, descifrando lo que sucede con este equipo que, hasta cuando parece estar en un abismo, resurge.
Y de la historia ni hablar, es el que más gana, el que más hazañas puede relatar en sus más de 100 años y con rivalidades en su ciudad, en su país y en su continente; además, llevarlos fuera de su continente hace que se paralice el sitio, el lugar, que las marcas aprovechen para realizar actividades y acercar un poco el madridismo a sus mejores clientes.
Después, tienen un Presidente que, además de mantenerlos económicamente sanos, ha construido un nuevo estadio y después, lejos de meterse en situaciones raras en contrataciones, ha descubierto que el Real Madrid, el simple nombre de este club, el color de su uniforme, la perfección de su escudo y una sala de trofeos, pueden competir con los millones de dólares con los que se compite en la actualidad futbolera.
Ahí están sus últimas dos contrataciones europeas, primero Bellingham que pudo ser seducido por los millones de varios equipos, pero prefirió ir a ganar su primera Champions con los “blancos” y hacerlo de esa manera que les entrega el arraigo que compite con el club que los vio nacer y después, está Mbappé, quizá una novela que todo el mundo sabía cómo iba a finalizar, con el francés intentando ser parte de la historia del Real Madrid, de la historia del futbol.
Y que Vinicius, Rodrygo y Endrick sean del Madrid, ya rindiendo dividendos a inversiones que parecerían disparatadas, pues ahora ha conseguido que, lo que se debe admirar como esa vieja guardia de un club que mantiene su esencia, que respeta sus valores y que, además, ahora puede presumir de ser el único que puede “enfrentar” a un grupo de autoritarios que ha decidido usar a los futbolistas como marionetas. Eso no es fácil de lograr, pero le acaban de entregar otra gran virtud al Real Madrid y al madridismo, quizás sin querer.
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