La Columna: No esperábamos menos

Se ha vuelto común en las últimas semanas, quizá meses desde que se eligió al coordinador estatal de la 4T y posteriormente se eligió al próximo gobernador, que varias dependencias disminuyeron su ritmo de manera evidente, en muchos casos, quienes están a cargo de dichas oficinas, tras una etapa en la que levantaban la mano para ver si cuentan con la venia de la siguiente administración, para ver si alcanzan algo, una curul por lo menos.
En el caso del Indeporte no es la excepción, ya hemos dicho hasta el cansancio que no había sitio para quien, desde su etapa previa al Indeporte, le gustó jugar con Dios y con el Diablo y si pensaban que en política no había memoria, pues aquí va una clara muestra, dos detalles que indican que, de nuevo, políticamente no se supo nunca reconocer una identidad en ese sentido, porque no reconoce una principal aptitud de quien se introduce a la administración publica, no importa si ya entrados en gastos, se metieron a estudian temas políticos, es únicamente un papel que cada semestre tiene a muchos más con ese documento, en fila, esperando la oportunidad.
Pero en aquellos tiempos, a finales del 2017, aquella foto con el cónsul en Miami Dade; y ya como directora del Indeporte, la incansable búsqueda de un acercamiento con el capitán del “Equipo ganador” para perpetuarse en la administración pública, no pasaron desapercibidos. En política se vale todo, pero para los políticos, la lealtad es una virtud que debe tener quien busca ser parte de este grupo que comanda una entidad.
Ya sin posibilidades, la directora del Indeporte ha decidido que, sus últimas semanas al frente del deporte chiapaneco ya no son relevantes, como los cinco años y meses que le preceden, no existe algo que se pueda recordar y ya anda como de vacaciones. De manera curiosa, únicamente aparece en eventos de primer nivel o en otros que no requieren tanto su presencia, es irrelevante, como el abanderamiento de la delegación paralímpica a París, para “acompañar” a Luis Nájera Vlesshower. Más irrelevante que nada.
A la par, su equipo no pierde el tiempo y siguen viendo la forma de continuar en sus respectivos cargos, obviando que en algunos casos hay quien ya lleva dos sexenios o más, exprimiendo el erario y a la espera de que su “candidato” llegue a esa oficina. Quien no reconoce la historia inmediata de esa oficina, estará condenado a repetir los mismos errores.
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