La educación en México sigue a la baja

El sistema educativo nacional se encuentra en una situación de emergencia, de acuerdo con lo que sus principales indicadores presentan. Uno de ellos es el fenómeno de la disminución de matrícula en el país; mucho se ha señalado al confinamiento por COVID-19 como causante, pero lo cierto es que la pandemia terminó, los estudiantes regresaron a las aulas y los indicadores no se han recuperado plenamente. Los datos oficiales de la SEP exhiben una disminución de más de 528 mil estudiantes de educación básica  –preescolar, primaria y secundaria– entre los ciclos 2021-2022 y 2023-2024, mientras que la matrícula de escuelas privadas se elevó en 287 mil 825 estudiantes, como lo mostró anteriormente. En esta ocasión, este gravísimo fenómeno llegó a la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, donde un reportero le cuestionó sobre la disminución de la matrícula escolar. La respuesta presidencial fue de dudar de los datos presentados, instruir al titular de la Secretaría de Educación Pública, Mario Delgado, a construir un informe y prometer que se brindaría una réplica en ese mismo espacio en fecha subsecuente. Al momento de cerrar esta entrega, se acumulan diecisiete conferencias “Matutinas del Pueblo” en las cuales no han contestado. Sí, debe haber un acto de rendición de cuentas a los medios, pero más a las y los mexicanos. Bajo la pérdida de matrícula persisten dos grandes fenómenos que merecen la más seria atención por parte de las autoridades educativas: el abandono escolar y el trasiego de la matrícula desde la educación pública hacia la privada. El primero de ellos, el abandono escolar es multifactorial.

El estado del arte al respecto apunta principalmente hacia factores socioeconómicos que imposibilitan a los estudiantes el ejercicio pleno de sus derechos educativos, a estar, a aprender y a participar en las escuelas. Es momento de repensar la transferencia de becas y apoyos sociales para ahora sí conectarlos con la política social y la educativa. ¿Cómo lograr que las transferencias directas en becas arraiguen a las y los estudiantes en el sistema educativo nacional? ¿Cómo generar políticas públicas para retener a los estudiantes en la escuela pública hasta culminar carreras universitarias?. El segundo, que implica el incremento de la matrícula en escuelas privadas a costa de la disminución de estudiantes en la escuela pública es grave por todas las implicaciones que conlleva, principalmente en el bolsillo de madres y padres de familia. Entonces, sobrevendrán las preguntas de investigación: ¿es el modelo educativo el que está ahuyentando a los estudiantes de la escuela pública? ¿Son los planes y programas de estudio? ¿Es la certidumbre del horario y cumplimiento del calendario escolar? ¿Es la ubicación de los planteles escolares privados? ¿Es el transporte escolar? ¿Hay conflictos de interés entre los tomadores de decisiones, funcionarios del sistema educativo y la educación privada?. En suma, deben mejorar las políticas públicas educativas nacionales para retener a la niñez y la juventud en las escuelas públicas de la nación, conjurando el terrible flagelo del abandono escolar y sus funestas consecuencias, así como el trasiego de la escuela pública a la privada. Valdría la pena preguntarnos si la percepción del detrimento de nuestro sistema educativo en madres, padres y estudiantes es la razón por la cual las familias están haciendo esfuerzos extraordinarios para pagar colegiaturas, a pesar de la situación económica desfavorable que se vive en el presente.