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Lyam Alfonso y sus salsas de frutas y algo más

ALEJANDRA OROZCO

Tuxtla.- Hoy nos acompaña en este espacio Lyam Alfonso Pérez, estudiante de comunicación, quien a sus 21 años es todo un emprendedor, aunque curiosamente, de niño pensaba que iba a ser doctor, porque viene de una familia donde la mayoría son doctores, entonces tenía esa ideología y también le gustaba lo sorprendente que es el cuerpo humano, pero vio otras cualidades en él y decidió estudiar comunicación.


“Me decían de pequeño que era muy metido, que era muy extrovertido, no me daba pena socializar con las demás personas y creo que eso puede ser una cualidad, el no tener esa dificultad para hacer relaciones con otras personas, yo vi varios puntos en mí que me podrían ayudar para estudiar comunicación”, señaló.

Sin embargo, cuando estaba en preparatoria, ya a mediados de pandemia, todavía estaba decidiendo qué iba a estudiar, sí estaba con eso de la medicina, luego se le ocurrió que quería estudiar gastronomía y esto de la comunicación, es entonces cuando una tía viene de Reynosa y le enseñó a hacer una salsa para ganar su propio dinero, una salsa de piña, con la que empezó y ya sacó todas las demás que tiene, de maracuyá, fresa, mango, tamarindo, cacahuate, pepita y calabaza.



“Entonces dije, ¿será que estudio gastronomía? En verdad es algo que me apasiona, pero al final elegí comunicación, porque es un mundo en el que conoces a demasiada gente, en el que no solo te quedas con una cosa, puedes ser fotógrafo, puedes ser reportero, puedes ser de todo, como Barbie, y dije, va un poco de la mano, conozco más personas, voy creciendo también en este ámbito de mi marca, de mi salsa”, opinó.

El nombre de su marca, La Catrina, es porque le gusta mucho el Día de Muertos, siente que es algo muy representativo de México y de Chiapas, más se le hace divertido que es muy colorido, no es la típica muerte que se ve oscura o siniestra, siente que aquí en México representamos la muerte como algo vivo; en cuanto a la elaboración, se hace a base de vinagre, sal y la fruta que es, por ejemplo, mango, piña, tamarindo, fresa o maracuyá.

“La de mango la combino con un pollito asado, una carne asada, un cevichito, una ensalada, makis, hot dog, hamburguesas, cada quien tiene la imaginación para combinar sus comidas con esta salsa, pero yo hago esa recomendación porque siento que combina muy rico; ahora, los sabores más saladitos, como pepita de calabaza y cacahuate, los combino con desayunos, caldos, igual carnes asadas, un taquito de cochito; son picantes, pero, por ejemplo, la de mango es dulce, porque la fruta es dulce, la de maracuyá es ácida, igual que tamarindo y piña agridulce, ya los sabores como cacahuate y pepita de calabaza sí son saladitos”, mencionó.

Para él, como estudiante y emprendedor, empezar fue difícil, porque no tenía ese carácter de vender, piensa que uno necesita tener un carácter fuerte para vender porque a veces muchas personas no valoran el trabajo que ven detrás de un producto, cuando estaba iniciando, la que cuesta 50 pesos se la llegaron a bajar hasta 25, 30 pesos, porque incluso él no veía tampoco el valor, no sabía cómo decir que no, que tienen que respetar ese precio, eso fue lo más difícil, el poder darle ese valor a su producto; ya después vio que sí le estaba costando, recuerda que su mamá le compró un gran costal de chile habanero y él no sabía cómo iba a producir tanto, sin que se echara a perder, pero sí lo pudo hacer y desde ahí supo qué valor tenía su producto.

“Cuando voy a bazares a vender, muchos me dicen, ah, estudiaste gastronomía, y yo, no, yo estudio chismología, comunicación, y se sorprenden porque es un sabor muy bueno, hemos congeniado muy bien… actualmente lo presento en bazares, en exposiciones que se hacen, por ejemplo, en el Parque Central, el Parque Bicentenario o Joyyo Mayu, donde van las familias a convivir, me pueden encontrar como La Catrina Salsas Artesanales en Facebook y en Instagram, y mi número para el contacto de mis salsas es 961-376-9618”, relató.


Consideró que muchas veces, el tener un lugar físico no resulta, es mejor tener ya el contacto directo con la persona y ya ver qué procede; Lyam siente que donde está ahorita, sí va creciendo a la par, tanto profesionalmente en su carrera, en la salsa, aunque hubo un tiempo en el que sí tuvo que parar por cuestiones del estudio, y que cuando uno avanza más, más difícil se le hace poder seguir con los dos, ya tenía su público, entonces no era detenerse del todo, a veces sí le encargaron dos docenas de salsas, y se ponía a hacerlas a pesar de que tuviera mucha tarea.

“Yo digo que nunca se den por vencidos, uno nunca sabe si eso es lo que en verdad les va a dejar más que lo que estudian o de lo que se profesionalizan, obviamente puede ser los dos, pero siempre te ayuda mucho el tener un segundo ingreso, yo digo que no se rindan, que si aunque sea un día se dedican solo a hacer eso y se administran bien el tiempo, ya con eso lo haces… yo quiero hacer un doctorado, pero hasta donde yo sé y siento, me va a ir muy bien”, añadió que de Chiapas, lo que más le gusta son sus paisajes, si tuviera que elegir un paisaje, elegiría el del Cañón del Sumidero, y si tuviera que elegir un lugar donde poner su local exclusivamente de salsas, sería en el Parque de la Marimba.


A Lyam le gusta ser muy limpio, entonces cuando compraba sus costales de habanero, algunas veces venían algunos golpeados, entonces los sacaba, pero en ese proceso se enchilaba mucho la mano, una vez se limpió los ojos y quedó todo enchilado, a él le da risa de que para hacer salsas se enchila y ya se acostumbró; también añadió que gracias a Ek Balam, una iniciativa de Yasmín Ramírez, ella les dio la facilidad de hacer este documento para tener una certeza a la hora de la manipulación de alimentos, lo cual le ayudó bastante porque tiene algo más conciso.

“Estaba pensando en hacer curtidos porque igual, en nuestra familia comemos mucho picante, entonces algunos familiares cuando vienen y quieren algo picosito, les damos de nuestro curtido y les gusta bastante, entonces, a lo mejor en un futuro, pueda expandir ya no solo salsas, sino también curtidos de diferentes chiles… muchas gracias a mi familia por apoyar y por creer en mí, por echarme ánimos cuando a veces uno no lo tiene, ese es el mensaje, los quiero mucho”, detalló.

En estos momentos, siente que le gusta mucho la fotografía, pero una espinita que tiene ahí es que le gustaría ser narrador de National Geographic, cuando describen a los animales en la sabana, eso le gustaría hacer… recuerda que lo encuentras en Facebook y en Instagram como La Catrina Salsas Artesanales, y su número para el contacto de sus salsas es 961-376-9618.

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