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RUBÉN PÉREZ

Profesionistas buscan en el ámbar una fuente de ingresos

Simojovel.-La llegada de asiáticos a la región, la pandemia por la covid-19 y la falta de interés de las autoridades por organizar, promover eventos y exposiciones, ha dejado a la indefensión a cinco mil familias que, en Simojovel, viven directamente de la venta de ámbar.


Hernán Torres García, representante del grupo de ambareros y plateros de San Caralampio en ese municipio, situado en la región Norte de Chiapas, lamentó que vivir del ámbar ya no es redituable.

Rememoró, de hecho, que hace diez años comenzaron a llegar hombres de China, Taiwán y Corea para llevarse las esferas más preciosas de ámbar rojo y amarillo.

Una vez instalados, rentaron minas, casas y la mano de obra de profesionistas que cambiaron sus empleos por cinceles para extraer la resina, expuso.

Evidenció: “Cuando los chinos, coreanos y taiwaneses llegaron con dólares a la tierra del ámbar, pronto corrió la voz de que se les pagaría más a los mineros por las extracciones, por lo que estudiantes, maestros y burócratas dejaron sus trabajos para adentrarse a la mina y obtener la resina”.

Torres García, que trabaja el ámbar desde hace 26 años, expuso que cientos de artesanos se han declarado en quiebra a raíz de que los mineros han emigrado hacia Estados Unidos, un fenómeno que va en aumento por la falta de oportunidades laborales, pobreza y una caída de hasta el 70 por ciento en la venta de ámbar.

Los últimos tres años han sido críticos para los artesanos, porque al no ser el ámbar un producto de primera necesidad, los chiapanecos dejaron de adquirir la resina, además que, con la llegada de los asiáticos que se llevaron el ámbar de más calidad y tonalidades difíciles de obtener, se sobrexplotaron las minas.

Y es que, antes que los asiáticos se colaran por Simojovel, un minero obtenía ganancias de alrededor de 500 pesos diariamente, cifra que se triplicó cuando comenzaron a pagar hasta mil 500 pesos por jornadas de seis horas en la mina.

Un ejemplo es que los pobladores vendían un solo gramo de ámbar rojo o amarillo entre los 20 y 30 pesos, pero, a los asiáticos, hasta en 500 pesos.

Con la desaceleración económica y que hay más complejidad para encontrar el ámbar por la sobreexplotación, Torres estimó que más de cuatro mil mineros han salido de Simojovel para cruzar la frontera hacia Estados Unidos, situación que provocó que el costo de las piezas de ámbar registren un incremento del 25 por ciento. “Necesitamos incrementar nuestras ventas”.

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