Programas sociales, ¿son buenas propuestas en campaña?
Hablar de los programas sociales en estos momentos en el país es no sólo impopular sino probablemente inútil. Hay una competencia entre las candidatas y el candidato para ver quién da más, no importa de dónde saldrán los recursos para pagarlos, lo importante es ganar la simpatía de los posibles receptores de estos y, con ello, su voto. No importa qué pase después. No importa tampoco el impacto que están teniendo en la economía, tampoco importa si se necesitan o no, tampoco si hay un padrón transparente de beneficiarios, no hay metas, más allá de que quien da más es mejor. Que en la medida que más hogares reciban estos beneficios se está haciendo un gran bien a la sociedad. Me parece que están equivocados, están haciendo un mal uso de los recursos y lo más grave, creando una obligación permanente para el gobierno sin tener claridad de qué resultados debería generar este enorme gasto, para poder, en su caso, modificarlo o rediseñarlo y tener la seguridad de que se está haciendo un buen uso de los recursos de los mexicanos. Cabe subrayar que entre 2018 y 2022, según los resultados de la ENIGH, las transferencias de los programas sociales no ayudaron en la progresividad, más bien fueron regresivas, al beneficiar a los deciles de mayores ingresos.
En el primer decil estos ingresos aumentaron en 24%, pero de ahí el beneficio crece sostenidamente hacia los deciles superiores. Los resultados entonces no benefician más a quienes más lo necesitan. Un gobierno exitoso debiera tener como meta que cada vez menos personas necesitaran el apoyo de los programas sociales. Para ello es indispensable contar con un padrón de beneficiarios para dar seguimiento al impacto de los apoyos. Los apoyos a las personas necesitadas son un paliativo, nunca una solución. La pobreza se combate con mejor educación, mayores oportunidades, seguridad y salud para que las personas puedan obtener y desempeñar empleos productivos. Un padrón transparente de beneficiarios permitiría hacer un uso eficiente de los recursos; hoy sin duda se desperdician, en el mejor de los casos, cantidades muy importantes de dinero otorgando estos apoyos a personas que no existen o que no lo necesitan, sin ningún control. Sólo en el 2024 el gobierno planea gastar 743 mil millones de pesos en 15 programas sociales, para el 2025 este gasto aumentará a 772 mil millones. En ambos casos, casi las dos terceras partes corresponden a la pensión para adultos mayores. Entre el cuarto trimestre del 2022 y el mismo del 2023, la población disponible, que son aquellas personas que en la semana de referencia no trabajaron, ni tenían trabajo, ni buscaron activamente uno, por considerar que no tenían oportunidad para ello, pero tienen interés en trabajar, se redujo en 249 mil personas, en tanto que las no disponibles, aquellas que no trabajaron, ni tenían trabajo, ni buscaron activamente uno y no tienen necesidad o interés en trabajar aumentaron en 676 mil, lo que puede ser uno de los efectos no deseados de los apoyos gubernamentales.
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