¿Qué es la violencia obstétrica y cómo identificarla?
Tuxtla.- En esta ocasión, ya que seguimos de estreno con la segunda temporada de Universo Viole7a, nos acompaña Lidia Serrano, quien se dijo contenta y emocionada por llevar a cabo estos diálogos sobre los temas de violencia obstétrica, recordemos que este segmento tiene como objetivo visibilizar a las mujeres en México, en Chiapas, haciendo cosas a favor, sobre todo, de los derechos de las mujeres; Lidia Inés Serrano Sánchez es doctorante en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), activista, académica y defensora de los derechos de las mujeres, quien actualmente investiga los temas de violencia obstétrica y derechos reproductivos y sexuales de las mujeres; también es de las pocas mujeres integrantes del Comité de Redacción del Código Penal Nacional, ella no es chiapaneca, es de la Ciudad de México, pero su corazón está aquí en Chiapas.
“Uno de los principales retos sobre el reconocimiento, el estudio, la aceptación de la violencia obstétrica es que es uno de los temas prácticamente nuevos y que ha sido difícil reconocer, no solamente integrar e estudiar en la investigación de los delitos, sino también en el reconocimiento de lo que es la violencia obstétrica, hay muchas mujeres que actualmente no saben que han sido víctimas de este tipo de violencia, al ser un tipo de violencia específica que influye en factores de género, está relacionado a la práctica médica y a la parte de la institucionalización de la medicina, y se lleva a cabo a través de la atención de los servicios de salud”, explicó.
En términos más prácticos para las mujeres, es toda aquella acción u omisión por parte del personal de salud que dañe física o psicológicamente a las mujeres durante las etapas obstétricas, que son el embarazo, el parto y el puerperio durante la atención obstétrica o los servicios de salud, muchas veces es cuando las mujeres que ya empiezan en trabajo de parto entran al servicio hospitalario y se les niega el acceso a una cama por todavía no encontrarse en proceso de dilatación, la mitad de las mujeres de los hospitales públicos seguramente lo vivieron, y privados, que no te dan acceso a una habitación o a un quirófano si no tienes cierto grado de dilatación, pero es más fácil que te violenten de esa forma en el hospital público.
“Hay actualmente en un sesgo en la medicina de género, ocurre en las instituciones privadas y también en el servicio práctico, un ejemplo es sobre la medicalización de los partos y el exceso de medicina, o en este caso de anestesias, o de obligar a las mujeres a intervenirse en cesárea, esto pasa muchísimo en los hospitales privados, las mujeres no necesariamente necesitan un trabajo de parto vía cesárea, siempre te dicen para cuándo está programado tu parto y prácticamente te inducen a que elijas una cesárea, y si tú dices lo quieres tener natural, pareciera que fueras sacada del mundo, lo que provoca que las mujeres tengan miedo a tener un parto normal, de hecho es uno de los principales retos que enfrenta la violencia obstétrica, que el parto pasa de ser un proceso biológico, natural, necesario para la sobrevivencia humana, para la existencia de la humanidad, a ser un proceso que es una patología ya reservada y llevada al monopolio hospitalario y a la práctica de los médicos”, señaló.
O como cuando dicen, ¿cuándo te vas a aliviar? Cuando no es aliviar, es parir, ya que no estás enferma de nada, el darte fármacos, atención continua, como si tuvieras una enfermedad, institucionalizar los partos, hay un proceso histórico-médico-evolutivo, cuando se pasa la práctica de los partos, de las parteras o de las mujeres en sus propios espacios, a los hospitales, bajo el título de la ciencia moderna, que llevaba a estos espacios jerárquicos de dominio de los hombres, de los médicos, que eran arrebatados de las mujeres de sus casas y de las parteras para someterlas a este control, para tener espacios quirúrgicos adecuados, evitar enfermedades, evitar algún tipo de emergencia obstétrica, se trataba de priorizar que fuera algo controlado, pero en ese momento lo que se pierde es la autonomía y el espacio propio del cuerpo de la mujer en decidir la forma en la que quiere realizar su parto, los seguimientos, los pasos, el acompañamiento, que ahora, y sobre todo en el estado de Chiapas, es un proceso bastante importante, lleno y enriquecido de rituales y prácticas dentro de las mujeres y sus propias tribus.
“Chiapas es semillero en cuanto a movimientos sociales, tiene una impresionante riqueza intercultural, tiene una carga importante de tradiciones, y todo esto ha abierto un panorama, no solamente en la parte en la que la perspectiva de género debe implicar la medicina, porque, ojo, la medicina sigue siendo una de las ciencias más reacias a incorporar los estudios de género, cosa que no hemos visto, por ejemplo, en el derecho, en la antropología, en la psicología, en la sociología, la medicina siempre ha estado como inconstante, recordemos que el objetivo que tiene es que sea universal, objetiva, hegemónica, de hecho, el modelo que tenemos específico de biomedicina en el modelo sanitario que se implementa en la mayor parte de los países occidentales es así, burocrático, androcéntrico, y que lo que hace es tratar de ser objetivo y universal, porque el tema del tratamiento y la prevención de enfermedades tiene que ser objetivo, y lo que te abona la perspectiva de género es que no, la medicina no puede ser objetiva, tiene que ser diferenciada, porque no es lo mismo ser mujer que hombre, como siempre”, añadió.
“Es fácil reconocer muchos tipos de violencia física o aquella que deja secuelas físicas visibles, y las que siempre han sido un paso importante en el reconocimiento son todas aquellas que dejan secuelas psicológicas, porque muchas veces son de por vida, en la investigación que he estado realizando he hecho entrevistas a varias víctimas, a personal de salud y muchas de las víctimas, un ejemplo claro para ver las multiplicidades y efectos que tiene no solo la violencia obstétrica, sino también cómo puede impactar otro tipo de violencias, es el caso de una mujer que ya está en trabajo de parto, esto fue en Tapachula, llega normal al servicio de salud, en este caso el IMSS, a atender su parto, se encontraba en término, ya estaba en posición transversa el bebé para nacer, y en el momento del parto llega el médico tratante de guardia, y lo que hace es asignarla a una cama, le abre el expediente, hasta ahí vamos bien, y la manda a esperar para que empiece el proceso de dilatación”, adelantó.
Así como hay partos rápidos, puede haber partos que duran más de 24 horas, en este caso no se le suministró ningún tipo de anestesia o de analgésico para el dolor, estuvo más de 26 horas en labor, y se le negó el acceso a un medicamento que le ayudara a mitigar un poco el dolor del parto, se sabe que un trabajo de parto es uno de los dolores más fuertes que puede llegar a enfrentar un ser humano, y sí está sujeto incluso a tratos crueles e inhumanos, porque se le están negando, ya que a nadie se le ocurrió que se le tenía que suministrar anestesia, los protocolos de atención médica, esta idea que incluso se inculca cuando estás embarazada y que se oye mucho todo el tiempo, de que el dolor es normal, vas a parir de manera natural y te va a doler porque eres mujer y estás concebida para eso, cuando hay medicina que se utiliza para eso, incluso se utiliza de manera violenta hacia las mujeres un tema de “ya estás embarazada, ya vívelo”, ese daño psicológico, el término muy utilizado en la negación de la medicina o de la medicalización, sobre todo en temas de anestesia y dolor, es el “cállate y puja”, “bien que abriste las piernas, ahora te aguantas”, porque se cree que el parto debe de doler.
“Porque cultural y socialmente el parto duele y tú lo debes de saber, si no, ¿para qué abres las piernas? Señora, aquí no tenemos anestesia, aquí hay muchas camas. A veces, incluso en los lugares de labor de parto, puede haber hasta 10 o más mujeres desnudas, amarradas en labor de parto durante horas, no es solamente que se le niegue el suministro de un medicamento para el dolor y que puede estar sometida a dolores bastante altos durante tiempo prolongado, es que durante todo este proceso que duró las 26 horas del parto, no hubo constantes chequeos, no se realizó ultrasonido para valorar cómo iba el latido del bebé, en este caso hubo una defunción por muerte obstétrica, el bebé falleció, un bebé que venía en perfecto estado, ya en posición transversa justo para poder salir, ya se había acomodado, no se realizaron monitoreos, no se llevó a cesárea, tenía que haber sido una cesárea de emergencia, la madre del bebé muchísimas veces gritó por ayuda, solicitaba tanto a enfermeras como personal médico, y siempre es esta idea, está exagerando, no aguanta los partos”, compartió.
Añadió que es un tema que está construido de manera histórica gracias al patriarcado tan fuerte, el culpabilizar a la enfermera, porque desde la ciencia médica, antes se relegaba a las mujeres a ciertos espacios, siempre se les ha tratado como cuidadoras secundarias en materia, en atención y cuidados a los enfermos: es el doctor y la enfermera, hay que observar de qué manera se construye el sistema de salud, donde primero se debe voltear a ver la forma en la que se están permeando constantemente los roles, los estereotipos, los prejuicios de género en torno a lo que se estructura dentro de una institución, y es que cualquier persona que labore dentro de la institución médica entra como parte del personal médico y por tanto son posibles, están obligados y además son sujetos a cualquier tipo de responsabilidad penal en casos de violencia obstétrica.
“Por ejemplo, no te quejes mucho, ¿para qué te embarazas? No te lo dicen de manera tan directa, pero es tan sutil la violencia que todo el tiempo están mandándote mensajes acerca de que como ya decidiste tener un parto, entonces tienes que aguantar todo el dolor posible del mundo, yo lo he vivido dos veces, y ¿cómo te orillan al final a tener una cesárea? Eso fue definitivo en mi caso, yo creo que muchos se han de sentir identificadas, la primera vez intenté hacerlo de manera natural y tuve todos estos lapsos que tú mencionas, y en la segunda sí, ya cuando fui a ver a mi médico tratante, fue de, ¿vas a volver a pasar por lo mismo o ya hacemos la cesárea? Que cuesta el triple o el doble en privados, ¿cómo no nos damos cuenta, ni siquiera las mujeres, de que estamos viviendo violencia obstétrica y qué pudiéramos hacer para eso?”, compartieron.
Señalaron que mucho personal de salud está resistente a hablar de estos temas, y no se trata de ir en contra de los doctores o de las doctoras, no es un tema de atacarlos, al contrario, están en contra de cualquier lugar en donde se pueda perpetrar la violencia, sea sistema de justicia, de seguridad, sanitario, es un foco muy importante empezar a observar en dónde están esos espacios y cómo se cometen, parte de eso es concientizar a la gente, informar a las mujeres en específico cómo es la violencia obstétrica, cómo opera, de qué manera se puede presentar, porque no hay un diagnóstico específico que brinde valores, datos o variables específicas sobre cuántos tipos de violencia obstétrica hay, qué estados de la república tienen, hay muy pocos estados que la tienen regulada, los diagnósticos son bastante sesgados en materia.
“Chiapas sí la tiene en su código penal, de hecho ha sido una de las entidades que han tomado como ejemplo para realizar el código modelo, esta proyección de los códigos con perspectiva de género y han sido muy pocos, me acuerdo que cuando entré al doctorado eran como cuatro estados de la república que lo tenían, actualmente son más o menos 10, los que ya lo empezaron a incorporar, todavía no está a nivel federal y tampoco lo contempla la Ley general de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, es un tema poco labrado, se está empezando a incorporar, hay tanto ONGs como asociaciones específicas, una de ellas es JIRE, que hace un trabajo muy importante a nivel internacional, por ejemplo en España, tuve la fortuna de hacer una estancia de investigación, que tiene una perspectiva también muy avanzada y totalmente diferente, aquí hay varios hospitales de parto humanizado”, mencionó.
También está la capacitación de las parteras, tanto técnicas como tradicionales, pieza clave en la prevención de la violencia, pero no es casual el hecho de que tengamos ya en el código penal que haya un hospital de pacto humanizado, es porque es de los estados donde más violencia obstétrica hay… no es que la cesárea sea mala o la peor, si el doctor te obliga o te orilla cuando puede ser natural, a lo mejor puede ser violencia, pero si tú así lo decides, en las experiencias de mujeres que le han contado, muchas están en el pro de tenerlas de forma normal, porque dicen, es el primer esfuerzo en la vida que va a hacer esa persona que viene de ti, de alguna forma romantizada, pero si así lo ven está padrísimo, mientras que una prima le decía, es lo peor que puede haber en la vida, se dicen muchas cosas del parto normal, todos los beneficios, pero nadie habla del dolor y el sufrimiento que se tiene que pasar, también es importante decir los beneficios, los pros y contras, y al final que la mamá decida qué es lo que quiere hacer, porque hay muchísima desinformación y como tú le crees al médico cuando te dice que lo tienes que hacer así, tú lo que menos quieres es que sufra tanto el bebé como tú.
“Estamos hablando de que el cuerpo de la mujer, lo que corresponde a sus genitales, la maternidad romantizada, toda esta parte que involucra al cuerpo y a la sexualidad, se sigue reservando a los espacios tabús, donde los mitos de la virginidad, de que el cuerpo no es propiedad tuya, es una propiedad más social, en donde la virginidad es castigada, todo empieza a ser parte de una propiedad, ¿por qué no se hablan tal cual de los órganos reproductores sexuales? ¿Por qué se romantiza la maternidad hasta en las películas? El bebé sale limpio, el parto precioso, ella está maquillada y no suda, porque seguimos hablando de que ser madre es sacrificio, las fotos son ya cuando se echó una chapeadita o algo, porque siguen correspondiendo a estos espacios tabús para que se cometa la violencia… es imposible que ahora en una sociedad moderna podamos entender de la creación divina o la evolución de Darwin, o la aceptación religiosa del Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, que deja siempre fuera a las mujeres. ¿Cómo es posible que hablemos de la creación, de la existencia, de la vida humana sin un útero? Sin hablar de las mujeres que crean vidas, sin un impacto, porque sigue estando y perteneciendo a estos espacios recónditos en donde la violencia simbólica, sigue arraigando, sigue estando totalmente dentro, porque son temas que no se hablan.
En tanto, el arrendamiento subrogado es a través de un contrato privado que se realiza a unas mujeres para que gesten el hijo, por así decirlo, porque se utiliza tanto el esperma como el óvulo de la madre para ser implantado en un vientre subrogado o un vientre por arrendamiento, hay estados en que sí son legales, se intentó en dos, pero por el tipo de prácticas, por el tipo de explotación, en Ciudad de México sí es legal, ya no se ha estado utilizando en la práctica, porque hay un roce muy específico entre explotación de mujeres, trata y posibles violencias obstétricas, se han sabido muchos casos acá en Chiapas de gente que viene, incluso parejas que vienen de otros países y demás y que se hacen muchísimo, pero por debajo del agua, en alguno estados es permitido, en la mayoría no.
“Debería haber un violentómetro para violencia obstétrica, si hacemos una encuesta seguro 5 de 10 mujeres la han padecido, Chiapas es el primero o segundo estado con mayor estadística de muerte materna, si un estado tiene un alto índice de delito es importante, la capacitación, sensibilización, prevención dentro de los hospitales, es un reto, el colapso estructural en los sistemas sanitarios, en materia de género, no solo partimos de la medicina hegemónica, sino de la falta de trato humanizado y digno a cualquier persona, va desde la actitud de médicos y médicas ante un paciente enfermo o una persona que entra a una institución hospitalaria, desde que te mantengo informado de tu situación o la de tu familiar, tanto en hospitales públicos como privados”, señalaron.
Lidia está estudiando un doctorado en derecho, bajo la línea de investigación penal y género, y eligió a Chiapas porque tiene una riqueza cultural, tradicional y mucho que ofrecer al mundo, reconociendo el activismo de las mujeres chiapanecas y la riqueza de la partería tradicional, las curanderas y chamanas, que es innovadora en movimientos sociales, colectivos como Nich Ixim que están a favor de los derechos reproductivos, pues Chiapas ha sido un promotor para el reconocimiento de estos derechos, al tener una alta incidencia casos de violencia obstétrica.
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