También crecen cifras de violencia de genero y feminicidio

Como sabemos cada 25 de cada mes se conmemora el Día Naranja, un día para actuar, generar conciencia y prevenir la violencia contra mujeres y niñas, esto es a nivel mundial. La problemática es grande y poco controlada por ello estas campañas. El Día Naranja busca movilizar a la opinión pública y a los gobiernos para emprender acciones concretas con el fin de promover y fomentar la cultura de la no violencia. ¿Pero está funcionando?, no es una tarea fácil pero se tiene que hacer el esfuerzo. Y precisamente el 24 de enero a través de redes sociales se dio a conocer que, en Pueblo Nuevo Solistahuacán, frente a un banco, asesinaron a balazos a Dionicia Sánchez Bautista, quien era originaria de Rincón Chamula San Pedro. Ante esta situación ahora mencionan que en Rincón Chamula, desde hace varios meses, se ha dado casos de ejecuciones de otras mujeres por disputa entre bandas del crimen organizado. Ese mismo día, en Tapachula, una joven fue asesinada a balazos, los hechos ocurrieron mientras se desplazaba a bordo de una motocicleta acompañada de otra persona, quien resulto herido. El Observatorio Ciudadano Chiapas expuso que, durante diciembre del 2020 en el estado se abrieron cinco carpetas de investigación por el delito de feminicidio, es decir, 66 por ciento más que hace un año. La entidad ocupó el décimo lugar con mayor número de casos de feminicidio por cada 100 mil habitantes durante el último mes del año. De acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, las cinco víctimas, son de los municipios de Jiquipilas, La Concordia, Benemérito de las Américas, Juárez y Tuzantán. La verdad es preocupante la situación por el alza en los indicadores de feminicidio no sólo en comparación del mismo mes del 2019, sino de otros meses del mismo 2020. Consideró que es urgente que se implementen acciones y políticas públicas con perspectiva de género en materia de seguridad y también que se atiendan las demandas que se han realizado de manera reiterada para brindar seguridad y espacios seguros a las mujeres durante la pandemia del COVID-19. Las cifras son altas, pero si no hacen nada seguirá creciendo. Para erradicar la violencia de género debemos partir del reconocimiento de que hombres y mujeres son violentados y violentadas de formas distintas; las niñas, y mujeres sufrimos de amenazas y agresiones, en las que en la mayoría de los casos el agresor es un hombre: el padre, el esposo, la pareja sentimental, un familiar, un compañero de clase, un amigo o un desconocido en la calle. Si bien los hombres también son víctimas de violencia, estadísticamente sus agresores son la mayoría de las veces otros hombres, por motivos de riñas, en la comisión de delitos o incluso por luchas de poder tratando de demostrar “quién es más hombre”. Hablar de violencia de género “no es moda”, es un problema real que sufren cada día millones de niñas y mujeres en el mundo, por eso necesitamos seguir sensibilizando y visibilizando sobre el tema, presionando para que los gobiernos lo hagan parte de sus agendas y sumen esfuerzos para alcanzar el objetivo 5 de la agenda 2030 sobre “igualdad de género” (propuesto por la ONU), siendo fundamental el trabajar por la igualdad de derechos y de oportunidades, que garanticen la no violencia hacia mujeres y niñas.

La violencia de género muchas veces es invisible, ya sea por su normalización o por la evidente situación de desventaja en la que se encuentra la víctima, o bien, por el peligro adicional que siente si alzara la voz. Por ello, tenemos que ser un factor de cambio para estrechar las brechas de desigualdad que existen, porque la violencia de género sin duda conlleva a ejercer otro tipo de violencias.