Trabajo infantil otro cáncer de México
En el mundo, cientos de miles de niñas y niños menores de 15 años realizan trabajos que los privan de su derecho a la educación, la salud, el juego y el pleno desarrollo. Algunos de ellos están expuestos a las peores formas de trabajo infantil, como el trabajo forzoso o en servidumbre, la explotación sexual comercial, en actividades ilícitas y conflictos armados, entre otras. En México, cerca de 800 mil niños y niñas de entre 5 y 17 años de edad trabajan jornadas de 35 y más horas a la semana. La mitad de ellos no asiste a la escuela. Hablamos de la esclavitud, el reclutamiento forzoso para conflictos armados, la trata de niños y niñas, la servidumbre, la prostitución y la pornografía, la obligación de realizar actividades ilegales, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, o actividades que supongan cualquier tipo de peligro, dañen su seguridad, bienestar físico o su salud.
Cuando se habla de trabajo infantil no se incluyen actividades como la colaboración en las tareas del hogar, en el negocio familiar fuera del horario escolar o vacaciones. De hecho, se considera que este tipo de actividades pueden ser positivas para su desarrollo personal, siempre que sean adecuadas a su edad y madurez, no afecten de manera negativa a su salud y no interfieran en su educación y desarrollo personal. Según las últimas estimaciones de la OIT y Unicef, con datos del año 2020, en todo el mundo hay 160 millones de niños y niñas víctimas de trabajo y explotación infantil. 79 millones -casi la mitad- sufren alguna de las peores formas de trabajo infantil como la esclavitud, la trata o el reclutamiento forzoso para conflictos armados.
No hay que perder de vista que las cifras pueden ser mayores, puesto que hay trabajos difíciles de contabilizar como, por ejemplo, el trabajo doméstico. En las dos últimas décadas se había dado una disminución progresiva e ininterrumpida del trabajo infantil en todo el mundo. Sin embargo, esta tendencia se ha frenado y en los últimos cuatro años las cifras han aumentado. En este periodo, el trabajo infantil ha crecido de 152 a 160 millones. Es decir, hoy hay 8 millones de niñas y niños más trabajando que en 2016. Una tendencia y unos datos que nos deberían preocupar.
La falta de información sobre el trabajo de las niñas hace difícil establecer una radiografía real de su situación. Los datos señalan que el trabajo infantil es más frecuente entre los niños que entre las niñas, pero si se tienen en cuenta las tareas domésticas realizadas por 21 horas o más a la semana, la brecha de género se reduce. Las niñas sufren la doble carga de la escuela y las tareas del hogar. Una situación que empeora su rendimiento escolar y que, en muchas ocasiones, las obliga a abandonar las clases de forma temporal y, en otras, a dejar el colegio para nunca regresar. En el tema educativo es fundamental que los gobiernos fortalezcan los mecanismos de reinserción y permanencia educativa, sobre todo ante el regreso a clases presenciales e implementen planes de acción para la identificación, reinserción educativa y la creación de mecanismos de protección a las familias y niñas, niños y adolescentes que han dejado de estudiar para insertarse a actividades domésticas, de cuidado y laborales.
Las niñas y los niños ven vulnerados sus derechos como el derecho a la educación y el derecho a la salud, y es que, muchas veces el trabajo en la niñez se traduce en inasistencia escolar e incluso en abandono de los estudios ya que las familias ven más redituable o provechoso que niñas, niños y adolescentes trabajen en lugar de estudiar, perdiendo la oportunidad de socializar con sus padres, al verse envueltos en labores de adultos, lo que impacta en su desarrollo socioemocional. A días de celebrar el día del niño, es un dolor e impotencia saber que todo la niñez goza de derechos, al contrario para ellos no existe el día del niño, porque para ellos todos losa días hay que trabajar para que puedan comer, par ellos no existes los días felices, sencillamente los días ordinarios.
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