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  • AFP

Vivimos momentos críticos por la pandemia


La pandemia del Covid-19 a parte de que vino para quedarse, también llego para cambiar al mundo entero, en todo los aspectos. En definitivo el confinamiento le dio un respiro al medio ambiente, nos volvimos a encontrar así mismo pero también trajo demasiado descontrol; esto principalmente en salud y economía que a raíz de ello se trajo consigo aumento de violencia, por ejemplo. La mitad de la población mundial vive actualmente bajo restricciones de movilidad; el cierre de comercios y giros empresariales no esenciales viene reduciendo drásticamente las actividades económicas y las fuentes legítimas de empleo. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social proyecta que 70 millones de mexicanos estarán en incapacidad de satisfacer sus necesidades básicas como consecuencia de esta pandemia por Covid-19. Las estimaciones más conservadoras auguran que México sufrirá una contracción económica de al menos 10% mientras las economías latinoamericanas registrarán en promedio una contracción del 5%. Una de las consecuencias de este decrecimiento será el aumento en cuatro puntos porcentuales del número de latinoamericanos que viven por debajo del umbral de pobreza (en la actualidad es del 30% ). La perdida de empleos elevará las condiciones de desigualdad y pobreza que desde hace mucho tiempo vienen favorecido la proliferación de negocios ilícitos y el control territorial de grupos criminales. En la medida en que aumentan las condiciones de informalidad laboral y decrecen los mecanismos de seguridad social, se fortalece el posicionamiento e influencia de actores criminales. Y es que esta demás explicar dicha situación, es evidentes que 7 de cada 10 delincuentes salen a la calle a cometer algún tipo de delincuencia es por la falta de dinero, que además sumamos que en México y que decir de Chiapas tenemos aumento de desempleo y malos sueldos. Estudiar la delincuencia no es una tarea fácil, dicha actividad entraña en sí misma el propósito de no ser detectada, sin embargo, lo que sí ha quedado en evidencia es la capacidad de los grupos criminales para adaptar sus modelos de operación a las nuevas condiciones de confinamiento. Algunos grupos de delincuencia organizada optaron por suspender temporalmente el cobro de extorsiones a transportistas y giros empresariales afectados por las nuevas medidas de movilidad; otras organizaciones han optado por robar medicamentos y abarrotes a establecimientos formalmente establecidos para luego ser “donados” a grupos vulnerables y ganarse así la buena voluntad de los habitantes en su área de influencia. Lo que creció increíblemente fueron las estafas de Internet son diferentes metodologías de fraude, facilitadas por los delincuentes informáticos en Internet. Las estafas pueden ocurrir de muchas maneras: a través de correos electrónicos de suplantación de identidad (phishing), redes sociales, mensajes SMS en su teléfono móvil, llamadas telefónicas falsas de soporte técnico, scareware y más.

El objetivo principal de este tipo de estafas puede abarcar desde el robo de tarjetas de crédito, la captura de credenciales de inicio de sesión y contraseñas de los usuarios e incluso el robo de identidad. Es urgente hacer frente a este problema. Sabemos que los gobiernos están actuando, no están doblando las manos pero sí se necesita mucho más que intenciones.

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