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EDITORIAL

Y hasta en este año habrá desabasto de medicamentos


México ha sido fuertemente golpeado por el desabasto de medicamentos, pero justamente es el pueblo el más golpeado porque lamentablemente la falta de medicamentos ataco fuertemente el bolsillo de los mexicanos. Sí recordamos la llegada del Covid-19 centró al sector salud a buscar y abastecer la vacuna para prevenirla, así como la influenza, o las enfermedades de vectores. Situación que descuidó mucho a los pacientes de otras enfermedades, olvidándose también del abasto de los medicamento, como por ejemplos los pacientes con algún tipo de alergia, o los diabéticos.

Lamentablemente parece que en este 2023 no mejorará nada, tras una mala logística de distribución eso provocarán que el próximo año continúe el abasto irregular de insumos médicos en los hospitales públicos del país. La adquisición de fármacos debe realizarse alrededor de octubre de cada año para que el sector farmacéutico cuente con tiempo para la fabricación y entrega. Sin embargo, a la fecha, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) ha establecido contratos con 93 proveedores para la compra de 418 tipos de medicamentos (claves) de un total de 1,714 millones de piezas requeridas. A esas compras se han destinado 48,845 millones de pesos. Como ya ha sido ampliamente discutido, el gobierno mexicano decidió facultar a la oficialía mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para que se encargara de abastecer de medicamentos a todo el sistema de salud público.

En el pasado, dichas compras se realizaban a través del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en siete años de implementación se lograron ahorros por más de 21 mil millones de pesos y un nivel de abasto del 80 %. Pese a ello, desde el 1 de enero de 2019 ninguna entidad del gobierno federal distinta a la SHCP puede comprar medicamentos, que aunado al veto presidencial a tres principales distribuidoras y a la clausura de siete plantas de laboratorios PISA por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), generaron los niveles de desabasto denunciados durante esta administración.


Pese a que el desabasto es generalizado en todo el sistema de salud, los pacientes que en mayor medida sufren esta situación son aquellos que no cuentan con seguridad social y por ende acceden a servicios de salud por medio del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que desde su creación en 2020 ha presentado niveles de desabasto cercanos al 30 %, mientras que en instituciones como el ISSSTE o el IMSS solo una de cada 10 claves médicas no son surtidas. Además, la población atendida por el INSABI no solo se encuentra en desventaja frente a los derechohabientes de la seguridad social, sino que esa desigualdad aumenta o disminuye dependiendo de la entidad federativa en donde habitan. Esto porque con base en los datos publicados por el INSABI el 26 de diciembre, durante 2022 en Coahuila el desabasto alcanzó el 47.6 % y en los estados de Zacatecas (37.9 %), Nayarit (32.6%) y Michoacán (31.7%) superó el promedio nacional.

Algo interesante, mostrado en esos mismos datos generados por el INSABI, es que las entidades no adheridas a dicha institución, es decir Guanajuato (0.9 %), Aguascalientes (1.8 %), Nuevo León (1.9 %) y Tamaulipas (5 %), presentan los mejores niveles de abasto de medicamentos. El arranque del 2023 continua con un problema generado a raíz de un cambio administrativo abrupto realizado sin evidencia, que ha dejado a millones de mexicanos sin medicamentos. Justo en un contexto en donde más del 30 % del gasto que las familias destinan a atender su salud, se va en la compra de medicinas. Ojalá durante este año se diseñe una estrategia que permita arreglar lo que no estaba descompuesto y que por lo menos permita regresar a los niveles de abasto previos a 2019.

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