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  • AGENCIAS

Vértigo de goles en Holanda


El Bayern Múnich pasó como primero de grupo tras conseguir el empate ante el Ajax (3-3) en un partido frenético, con cuatro goles en los últimos quince minutos y un fútbol ofensivo que les otorga a los dos equipos unas credenciales dignas de tener en cuenta en los octavos de final de la Liga de Campeones de fútbol.

La filosofía atacante de holandeses y germanos se plasmó desde el primer minuto con ocasiones para ambos equipos, y mientras el entrenador holandés optó por colocar a Ziyech como falso nueve y dejó en el banquillo a Klaas-Jan Huntelaar y Kasper Dolberg, Niko Kovac no echó de menos la ausencia del lesionado Arjen Robben y confió en el buen hacer de Robert Lewandowski.

El polaco, que marcó dos tantos, uno de ellos de penalti, se coloca como el máximo goleador de la Liga de Campeones con ocho goles en lo que va de competición.

Los locales presionaron arriba desde el pitido inicial, pues sólo la victoria les valía para alzarse con el liderato del grupo, y combinaron pases largos horizontales con un juego vertical que hizo trabajar a la defensa germana en los primeros minutos, pero sin la pegada suficiente como para inquietar al portero Manuel Neuer.

La presión extrema de los holandeses arriba dejó unos huecos atrás imperdonables en un partido de Champions, especialmente ante un Bayern de Munich hambriento de gol a pesar de que un empate le valía para pasar como primera de grupo.

El primero que la tuvo fue Serge Gnabry en el minuto 11, el cual aprovechó un pase atrás mal dado por el argentino Nicolás Tagliafico y corrió como un podenco hasta la portería, pero su disparo con la zurda desde el borde del área fue despejado a córner por Andre Onana.

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