- ALEJANDRA OROZCO
César, niño invidente, regresa a clases
Tuxtla.- Seguramente, usted recuerda a César Andrés, un niño invidente que hace unos meses denunció a través de un video que estaba sufriendo bullying en la secundaria donde estudiaba, la Prevo, lo que llamó la atención de la sociedad y de las autoridades.
Esto lo orilló a faltar a la escuela al menos una semana al final del ciclo escolar pasado, y a comenzar a buscar otras alternativas, pues nunca hubo una sanción hacia la escuela o su director, por lo que él y su familia se sentían desesperanzados.
Este lunes, al igual que el resto de los niños y niñas chiapanecos, al fin pudo regresar a clases, aunque no fue en una institución pública ni por la gestión de la Secretaría de Educación, sino que sus padres tuvieron que tocar muchas puertas, hasta que llegó la ayuda.
“Me siento contento”, señala César, quien ya comenzó su segundo año de secundaria, este lunes fue su primer día. “Estuvo bonito, al principio no conocía a nadie pero se me juntaron unas amigas y un amigo, que me empezaron a hacer plática”, relata.
Después de muchas reuniones con la Secretaría de Educación estatal, sus padres llegaron al punto en el que ya no les contestaban las llamadas ni los mensajes, en un principio les dijeron que lo podrían inscribir en la Secundaria del Estado, pero al momento les dijeron que no podían recibirlo.
Así, intentaron que ingresara a diversas escuelas, incluso a una cercana a su casa, pero en todos lados les negaban la inscripción, en este último caso incluso les dijeron que solo había un lugar en la tarde, pero que debían firmar una responsiva por si algo le sucedía, evadiendo esta responsabilidad.
Tocando puertas, su petición llegó al Congreso del Estado, donde los diputados Olga Luz Espinoza Morales y Emilio Salazar Farías lo apoyaron con una beca del 100 por ciento en una secundaria particular, donde solo tendrán que absorber los gastos mínimos, pero sin pagar una colegiatura.
César y sus papás están contentos y más tranquilos, pues es un sistema donde hay menos alumnos y por lo tanto mejor atención, así como menor posibilidad de que sufra bullying de nuevo, en su primer día, César nos cuenta que todo marchó perfecto, que no lo han molestado y que ahora tiene una hora en vez de 45 minutos por cada clase.
“Los maestros me preguntan cómo trabajo, yo les digo, tengo esto, esto, y puedo traer esto, y así trabajo”, señaló, haciendo referencia a algunos materiales extras que ocupa debido a su condición, pues tiene que recurrir a libros en Braille, así como continúa en los cursos vespertinos que ha tomado en el Centro Cultural Jaime Sabines desde que tenía un año de edad, más o menos.
Después de faltar una semana a su otra escuela al final del curso y de las vacaciones de verano, fue un alivio para él no tener que regresar a la Prevo, piensa que es un buen cambio para estar alejado de los que lo molestaban, una oportunidad más que piensa aprovechar al máximo.
Por su parte, su papá, Gamaliel Cruz Pérez, señala que esto representa para ellos un nuevo reto y que van a cuidarlo más, estar más pendientes de él, así como sienten un alivio, pues tocaron muchas puertas hasta que en el Congreso los apoyaron.
“Intentamos en varias escuelas públicas y en algunas nos cerraron las puertas, pensaron que no iba a poder por su condición, esto nos deja un mal sabor de que las autoridades no hicieron nada por la inclusión, solo le dieron sus terapias psicológicas pero no nos resolvieron nada”
Gamaliel señala que en la última reunión que sostuvo su esposa con el departamento jurídico de la Sech, la psicóloga le dijo que era más recomendable que César estudiara en la mañana, pero en la única escuela que lo aceptaba no había espacio más que por la tarde, y firmando el acta responsiva por si le pasaba algo.
“Estamos contentos, pero me pongo a pensar en los demás niños, ya que César no es el único, y entonces te das cuenta que hace falta mucho en el sistema educativo del estado por la inclusión de las y los niños con capacidades diferentes”, puntualizó.
