- ALEJANDRA OROZCO
Doña Ricarda, embajadora de la cocina zoque
Tuxtla.- Hablar de cocina zoque es hablar de doña Ricarda, la guardiana de nuestro sazón, de nuestros ancestros, de esa comida ritual que cocinaban nuestros antepasados y ella se ha encargado de conservar, pero no celosamente, sino también de compartirla a las nuevas generaciones.
Ricarda Jiménez Tevera nació en Copoya el 3 de enero de 1962, hija de Amalia Tevera y Julio Jiménez, la quinta de 13 hermanos, grande como las antiguas familias mexicanas, de las que sobreviven sie7e integrantes.
Su sueño era convertirse en doctora, para llevar salud a su comunidad y tratar de hacer el bien, pero una precaria situación económica la detuvo para concretar este sueño, sin saber que la vida le tenía preparado un mejor destino.
Ricarda transitó por varios espacios laborales, entre ellos el de servicio doméstico, a los 16 años entró como afanadora al Sanatorio Paredes, donde se hace discípula del doctor Paredes, quien le enseña a inyectar y poner sueros, adquiriendo conocimientos básicos de enfermería, todo con profundo gusto y vocación… pero la vida le tenía preparado un camino distinto.
Ella se dedicó a preservar sus costumbres y tradiciones ayudando a la elaboración de platillos tradicionales, aprendió de la mejor, de su bisabuela Margarita Moreno, su primer maestra, así como otras mujeres como su abuela, tías y madrinas, quienes le heredaron sus recetas ancestrales zoques y el respeto para convertirse en una consumada cocinera tradicional.
“La primera vez que hice tamales, los preparé como veía que los hacía mi abuela, solo que no le puse sal… pero bueno, echando a perder se aprende. Me encanta hacer cochito, ningüijuti, tamales, chanfaina y bebidas que me gusta inventar, yo no soy egoísta, y le transmito todo a los jóvenes y estudiantes”; dice.
Lleva ya 38 años en este andar, siendo rescatista de la comida tradicional zoque, por lo que ha viajado a otros estados como Guadalajara y San Luis Potosí, por citar algunos, a aprender de otras gastronomías y dejando sus conocimientos, un intercambio cultural en el que todos ganan.
Incluso, participó en un programa de televisión internacional, que llegaron a su cocina y se fueron muy contentos después de hacer siete platillos y bebidas durante todo el día, incluyendo el pozol, atol agrio y de elote, joyonaqué, el ritual del somé y la coronación del chef.
Ricarda es tan buena, que incluso algunas recetas le han sido robadas a partir de entrevistas que ha dado, pero en la cocina zoque lo importante es seguir las tradiciones y su toque es único e inigualable.
Honor a quien honor merece
Por todo esto y más, el Grupo Amplio de Mujeres decidió rendirle un merecido homenaje y reconocimiento, se trata de un grupo con el propósito de visibilizar las acciones de las mujeres en Chiapas, que no se queden en el anonimato y sean debidamente aplaudidas.
María Enriqueta Burelo Melgar, integrante de este grupo, dijo que si bien todo mundo dice que las mujeres pertenecen a la cocina, no todas sabemos cocinar, y aplaudió la generosidad de doña Ricarda al compartir su saber, pues antes no se compartían las recetas, pero para ella, la cocina se da con amor.
“Es muy importante homenajear a una mujer humilde, maravillosa, con corazón generoso, que hace magia con sus manos y conocimientos de recetas ancestrales, que se ha encargado de conservar la tradición de su pueblo y enseñar a preparar esta comida que es tan sana, sin tanto condimento”, señaló Martha de Ita Rojano.
Además de su aportación culinaria, Ricarda es muy activa en el servicio a su comunidad, pues participa en fiestas patronales, ayuda a su familia, busca el sustento, fomenta el registro de niños recién nacidos, hace campañas de vacunación; en fin, hace mucho por su comunidad.
Los años y la experiencia no han hecho más que mejorar su sazón y agrandar su amor por lo que hace, a la par de su corazón, es una mujer sensible, humilde y una maestra en la cocina zoque, que sin duda seguirá poniendo el nombre de Chiapas en alto a la vez de transmitir un poco de sus conocimientos ancestrales para que la cocina zoque siga viva.
