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  • ALEJANDRA OROZCO

Rayo Peregrino, el enviado para salvar a los inocentes


Tuxtla.- Chiapas está lleno de personajes que, de una forma u otra, nos enseñan a través de su ejemplo. Uno de ellos es Rayo Peregrino, hombre de la tercera edad que, siempre bajo la máscara y montando su bicicleta, recorre calles y campos para el cuidado animal.

Habita en Ocozocoautla, en una casita prestada que apenas se compone de una pieza con sus pocas pertenencias, una cama y que le brinda un techo donde dormir, casi no está ahí, sino en las calles, buscando perros y gatos en necesidad.

Rayo Peregrino por Jesucristo dice que él existe desde antes de la Creación, que fue enviado a la Tierra con una misión, y que habita el cuerpo de un hombre que falleció tras sufrir ataques epilépticos, por eso siempre habla en nombre de los dos.

Es un hombre que ha sufrido mucho, pues se ha dedicado a hacer el bien desde que llegó a esta tierra, pero la gente lo tacha de loco, lo insultan y lo humillan, incluso ha llegado a parar a la cárcel por personas que injustamente le impiden seguir con su misión.

Él no tiene familia, y no puede revelar su edad ni su nombre, tampoco se puede quitar la máscara, pues precisamente muchas personas lo han amenazado y hasta le ofrecen dinero a cambio de ver su rostro, pero la máscara no se la quita ni para dormir.

“Mi máscara la uso para proteger mi poder”, dice, pues siendo un enviado divino, ahí reside todo lo que sabe, todo lo que es, su identidad está protegida, mitad máscara y mitad paliacate, dejando entrever algunos mechones de cabellos gris y una boca a la que le faltan algunos dientes.

Sea quien sea, todos los días los dedica a deambular por las calles repartiendo alimento a perros y gatos de las calles de Coita, ya tiene sus rutas y tanto la gente como los animales de cada zona, lo reconocen y lo reciben con alegría. Dice que tiene muchos amigos, y mucha gente le tiende la mano para completar su misión.

“Ahorita, por ejemplo, no tengo nada para mañana, mi hermano Jesucristo me iluminará”, dice confiado. En su andar, le ha tocado empujar algún carro que se queda en el camino, brindar agua a algún sediento, o hacer ese tipo de trabajitos que le agradecen –algunos, no todos- con algunas monedas que le hacen el día a día.

“A veces me dan 15, 20 pesos, rara, muy rara la vez que me dan 50, me dicen que para mi refresco, pero nunca llega a mi refresco, todo es para ellos”, dice, viendo a dos perros y dos gatos que en ese momento lo acompañan. También hay quien le ofrece un bocado o algo de comer, él prefiere guardarlo para compartirlo con los animales, los inocentes, ya si le sobran unos pesos, se compra un refresco chiquito, “nomás para que lo saboree yo”, dice.

Confiesa que cuando vino a Chiapas, no sabía qué iba a hacer, pero la inspiración divina lo orilló a ayudar a las personas… luego de malos tratos y experiencias, decidió solo voltear a ver a los inocentes, a los animales, es decir, si está en sus manos ayudar a alguna persona lo hace, aunque su máximo esfuerzo diario es por ellos.

“Una vez estaba yo dándole de comer a un animalito, vino una persona y le echó agua caliente, hasta a mí me brincó, y dije, qué injusticia… ellos no tienen la culpa de nada, Dios les quitó la inteligencia, el pensamiento y nos lo dio a nosotros, ellos solo buscan un poco de comida”.

Tiene aproximadamente 15 años tendiéndole la mano a sus amigos de cuatro patas, ya tiene bien identificados a los que no tienen hogar o a los que están encerrados en alguna propiedad privada, abandonados, por lo que les da lo que puede: tortilla, croquetas, lo que consiga, incluso hay quienes le fían, o lo conocen y le facilitan la comida.

También tiene un refugio a las afueras de Coita, un lugar prestado por gente religiosa, donde tiene a los perritos y gatitos más enfermos o en peores condiciones, a diario monta su bici hasta allá para atenderlos, curarlos y alimentarlos, sin importar si llueva, truene o relampaguee.

Tanta es la maldad humana, que hay quienes le inventan que él envenena a los animales, lo amenazan y lo tachan de loco, pero a él no le importa… él nunca ha respondido, porque sabe que ante los ojos de Dios, está haciendo lo correcto.

Rayo Peregrino es un ejemplo de sacrificio y amor, pues lo poco que tiene, se lo da a los que considera menos afortunados que él, aguanta burlas y discriminación, pero también hay gente que lo apoya y reconoce su labor. Si quieres ser uno de ellos, contáctalo a través de su Facebook, Rayo Peregrino Por Jesucristo.

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