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  • ALEJANDRA OROZCO

Perder para ganar: la batalla contra el cáncer de mama


Tuxtla.- Todo este mes, se dedica a concientizar sobre el cáncer de mama, el más frecuente entre las mujeres del mundo… en nuestro país, solo el 10 por ciento de los casos se detecta en etapa 1, en 3 de cada 4, ya avanzó a etapa 3.

Bertha Chávez es una sobreviviente de esta enfermedad. A sus 65 años –bien cumplidos, como dice ella-, hace tres años que se libró de esta enfermedad, que le detectaron en 2009 cuando ya estaba en etapa 3, inició como unos tumores en el seno derecho, y en su institución de salud le ofrecieron un año de seguimiento, con citas cada tres meses.

Ella decidió no esperar y luchar por su vida, por lo que se fue a la Ciudad de México y en Fucam le ofrecieron tratamiento continuo por un año. “Después de mi primer cita, me vine a Villaflores, empaqué mi maleta con ropa para un año, y me fui”.

A iniciar la lucha

Desde que entró a la institución, se sorprendió de que el policía era amable y la saludó con una sonrisa, su mamá de 85 años era su acompañante y también ella se sentía a gusto en el restaurante, mientras a ella la atendían.

“El oncólogo es la primera persona que te revisa, te saca estudios y determina el tratamiento. A mí me dieron 12 quimioterapias blancas y tres rojas, me programaron para cirugía el 19 de enero, en marzo recibí mi primera radioterapia de 25, y luego un año de medicamentos tomados, tiene tres años que solo voy una vez al año para control y chequeo”, nos cuenta.

Y es que cuando te dicen que tienes cáncer, “sientes que se te baja el corazón, se te estalla todo, porque cáncer para nosotros es muerte; cuando te dicen quimios no tienes ni noción de que es, yo decía que era mi pachita, porque era una botella que tenía canalizada mientras estaba en un sofá muy cómodo”, platica.

Claro que tiene su lado malo, ya que la quimioterapia puede tener efectos secundarios como vómito, dolor de cabeza, caída de cabello, dependiendo de cada mujer; al tercer día tu organismo es un desastre, según Bertha. Este tratamiento puede ser diario, cada tres días, una vez a la semana, según las necesidades de cada paciente.

Hoy, es abuela de cuatro nietos, y agradece a Dios por esta oportunidad de vida. “Muchas cosas son negativas en tu organismo, pero son positivas en la vida, todo lo que viene vale la pena. Tu casa, marido e hijos pueden esperar, déjenlo por un rato, es muy importante que te quieras y te trates”, señaló.

Dios es muy importante para ella, es el número uno, el que da la fuerza, incluso se le pone la piel chinita mientras lo cuenta. “Es un factor tan importante, eso te da fortaleza para bien o para mal y sales adelante, Él sabe nuestros tiempos para seguir viviendo, hay personas que se checan pero ya tienen metástasis o están inundadas, yo estoy agradecida con esta oportunidad”, señaló.

Bertha aclara que todos tenemos cáncer en el organismo, pero solo en algunos detona, por lo que lo que comamos durante el proceso no afecta, basta con seguir el tratamiento y no interrumpirlo con alternativas como víbora de cascabel, plantas, zopilotes, o tantas cosas que la gente recomienda.

Perder para ganar

El proceso de Bertha incluyó una mastectomía total en la parte derecha, por lo que perdió un seno, confiesa que sintió raro, pero su mamá y luego su hijo le ayudaron a drenar, y de por sí, ella ya estaba acostumbrada a estos procesos, era el segundo cáncer que le tocaba.

“Vale la pena perder un seno porque da vida, te pones una prótesis o hay otras formas y sigues adelante, perder un dedo o una mano no te hace bonita ni te hace menos, sino pensar positivamente, porque sigues siendo mujer”, comentó.

Desde los dos años, Bertha ha estado en hospitales, padece el síndrome de Kartagener, o sea que sus órganos están invertidos. “Mis pulmones no desalojan las flemas, vivo con gripa y todo eso, primero tuve un cáncer encapsulado en la muñeca, el segundo fue el de mama y el tercero en la mejilla”, comenta, por lo que a diario siente la presencia de Dios.

“Sigan su tratamiento hasta el final, hagamos del cáncer de mama una enfermedad del pasado”, señala, tal como dice el lema de Fucam, institución que le abrió las puertas y en la que confía plenamente, por lo que invita a otras mujeres a poner su caso en sus manos.

Alternativas contra la pérdida

Aunque a ella no le afecta en lo absoluto, muchas mujeres sufren la pérdida de uno o ambos senos y se sumen en la depresión, por lo que hay alternativas quirúrgicas para ayudarlas a recuperar la confianza y la autoestima.

Óscar Gilberto Aguilar Zebadúa, médico estético, señala que se puede hacer la reconstrucción mamaria al mismo tiempo que la cirugía, si se amerita una extirpación o mastectomía subcutánea radical, o bien, esperar a superar la enfermedad.

“Es necesario también el apoyo terapéutico, la cirugía plástica ofrece varias alternativas, como poner expansores para que el tejido dé de sí y luego un implante, para después pintar con tatuaje la areola, está la transposición o colgajo que puede ser abdominal o dorsal, para ver qué necesita la paciente y tener un tejido en el área que perdió”.

Esto, dijo, anímicamente reconforta mucho, después de una cirugía recuperan el ánimo y la sensibilidad, todas son candidatas a reconstrucción, solo hay que evaluar de qué tipo, ver si dejaron el músculo o alguna parte de la glándula; cada vez más mujeres buscan esta opción, otras no, pero es respetable.

“Si no se logra un 100 por ciento de similitud, sí un resultado bastante satisfactorio para recuperar su autoestima, es fuerte perder una parte de tu cuerpo, algunos en cuanto les dan de alta lo hacen o dejan pasar algunos años”, mencionó.

Sea cual sea el caso, lo importante es la prevención y autoexploración para detectar anomalías, así como después de los 40 hacer una mastografía para detectar esta terrible enfermedad, que tiene cura si se detecta a tiempo.

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