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En Culiacán ejercen por miedo su propio "toque de queda"


Culiacan.- Aunque es viernes en la tarde, el comúnmente populoso centro de la capital sinaloense lució silencioso y triste, porque el 90 por ciento de sus negocios decidieron bajar la cortina.

Son pocos los “culichis” que este inicio de fin de semana salieron de sus hogares, luego del terror desatado el jueves 17 de octubre por la tarde, con la detención de Ovidio Guzmán López y su posterior liberación para no provocar una masacre.

Porque la cifra llegó el viernes por la mañana a 13 muertos en las calles de la capital sinaloense y los habitantes todavía buscan digerir su miedo.

Desde cuadras de distancia, puede verse una imagen poco frecuente en esta ciudad, las cortinas metálicas cubriendo las puertas de los clásicos comercios que apenas cierran dos o tres veces al año, como la cadena del chino Ley, los almacenes Coppel, o la Plaza de la Mujer de la calle Juárez.

Tanto el Palacio de Gobierno del Estado, como el municipal, lucen desiertos, sin patrullas alrededor y sin personal, porque al igual que todos los sectores económicos suspendieron sus actividades regulares por la tarde de este viernes.

La Plaza Fórum, donde se encuentran las tiendas departamentales más prestigiosas de la ciudad y que está localizada en el barrio de Tres Ríos, muy cerca de la casa donde detuvieron a Guzmán López, también mantuvo sus puertas cerradas.

Restaurantes, franquicias, las instalaciones de la Universidad Autónoma de Sinaloa y hasta algunas iglesias o parroquias también permanecieron cerradas.

Y es que este ejercicio de “toque de queda” por el miedo, también afectó al autotransporte, las aplicaciones de servicio de movilidad y hasta los tradicionales “compradores” de dólares en la céntrica calle Juárez.

El miedo también interrumpió el juego de futbol de Dorados contra el Atlante, así como los juegos de jueves y viernes de la serie de beisbol de la Liga del Pacífico, entre Los Tomateros y los Sultanes de Monterrey, la cual se espera reanudar mañana, así como la actividad económica y la vida social de los “culichis”.

“Por primera vez se metieron con la gente” habitantes de Culiacán

Esta es la primera ocasión histórica en que la sociedad sinaloense percibió la amenaza indiscriminada contra los civiles, porque aseguran que ni cuando ocurrió la escisión del Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva sintieron tal peligro.

Comerciantes, taxistas y hoteleros coinciden en que nunca habían sentido el terror que vivieron la tarde del jueves 17 de octubre, miedo que todavía hoy sienten y reconocen como histórico.

Y es que la ocasión en que vivieron aquella ruptura, en 2008, sí hubo decenas de muertes en las calles y encontraban amenazas en narcomantas en su camino, pero no como ayer.

Fue cuando el Cártel de Sinaloa se dividió al surgir un conflicto entre el gremio de Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada contra el grupo de los hermanos Beltrán Leyva.

Pero en esa ocasión no hubo enfrentamientos en las calles que amenazaran a la población civil.

En cambio, ayer, muchos civiles fueron tomados por asalto para bajarlos con pistola en mano de sus automóviles, con el fin de usar estas unidades para bloquear arterias y crear caos entre los camiones de pelotones del Ejército.

Y decenas de automóviles particulares y de negocios en un próspero sector de la ciudad fueron dañados por los balazos, además ocurrió a una hora en la cual los menores salían de las escuelas.

“Es realmente una ciudad tranquila a pesar de que hay mucho narco”, dice Víctor, gerente del restaurante La Maroma en el bulevar Enrique Sánchez Alonso y quien prefiere que no se registre su apellido.

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