- ALEJANDRA OROZCO
Violencia obstétrica, de las más comunes en el estado
Tuxtla.- Hay muchos tipos de violencia contra la mujer, entre ellas la obstétrica, es una de las más comunes, pero casi no se denuncia porque las mujeres no saben que es un delito que se puede sancionar, es vista como algo normal, cuando no lo es.
Zedxi Velázquez Fiallo, integrante de la Campaña Estatal por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en Chiapas, señaló que Chiapas se encuentra en los primeros lugares de violencia obstétrica a nivel nacional; se trata de aquella que se da por parte de personal de salud hacia mujeres en condición de embarazo, parto o puerperio.
“Se manifiesta en trato deshumanizado, prácticas invasivas o innecesarias, como por ejemplo, una cesárea cuando pudo ser parto vaginal o viceversa, comentarios discriminatorios o violentos para que resistan el dolor o se aguanten”, explicó.
Esto se encuentra considerado en la Ley de Desarrollo Constitucional en Chiapas, y se encuentra tipificado en el Código Penal en su Artículo 49, es decir, las mujeres pueden denunciarla y se tiene que castigar a los responsables.
“Sin embargo, es poco común denunciarla, porque ha sido naturalizada, la relación entre personal de salud y paciente es una relación desigual de poder, en la que la mujer se encuentra en extrema vulnerabilidad, desnuda, expuesta, adolorida, por lo que se ve imposibilitada para visibilizarla y asume que el médico sabe lo que es mejor para ella, y lo aguanta sin saber que es inhumano”, dijo.
De hecho, su agrupación salió a preguntar a mujeres en las calles, cuál fue su experiencia durante el parto, destacando que el trato con parteras es más humanizado, ya que lo realizan como práctica ancestral, pero la mayoría aceptó haber recibido un trato descortés, esperaron mucho tiempo, recibieron comentarios como ‘cállate y puja’, ‘aguántese’, o ‘si fue buena para hacerlo, sea buena para tenerlo’.
“Se trata de una situación generalizada, al igual que la interrupción legal del embarazo, las mujeres que por alguna causal ya establecida acudieron a practicarse un aborto, recibieron un trato deshumanizado, porque sigue habiendo un tabú al respecto”, dijo.
Tal es el caso de María Isaura, una mujer que fue hostigada por el Ministerio Público y torturada por las instituciones de salud por sufrir un aborto espontáneo, ni siquiera ilegal o planeado.
El caso de María Isaura
En 2015, María Isaura fue atendida en el hospital Pascasio Gamboa con motivo de su segundo parto, y le insistieron utilizar un método anticonceptivo, un dispositivo intrauterino (DIU); luego de un año y medio se cayó mientras hacía la limpieza del local de tortas donde trabajaba.
Sintió mucho dolor, acompañado de sangrado vaginal; ella estaba segura de que no estaba embarazada, porque traía el DIU, sin embargo, el dolor aumentaba y sentía ganas de pujar. No sabía que estaba embarazada, por lo que su mamá llamó a la Cruz Roja.
En el hospital, al elaborar la historia clínica, el personal le preguntó de manera insistente qué había hecho para provocarse el aborto. Menos de cuatro horas más tarde se presentó un agente del Ministerio Público para entrevistarla por tres horas para que “confesara” haberse provocado un aborto.
Al día siguiente, la enfermera le dijo que antes de salir debía ir a “ver a su producto”. La llevaron en una silla de ruedas a un cuarto oscuro y colocaron los restos fetales en un frasco con su nombre en letras grandes.
Apenas la punta del iceberg
Zedxi señala que lo mismo pasa al tratar el tema de embarazo en adolescentes, hacen falta aplicar medidas para frenar este problema del que el estado, una vez más, ocupa las primeras cifras, por lo que siguen luchando por el aborto legal, seguro y gratuito.
“Es un asunto de derechos humanos y justicia social, la legislación debe darnos la oportunidad de elegir sin importar nuestras creencias personales, todas debemos tener derecho a decidir y no sufrir este tipo de abusos”, puntualizó.
