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  • ALEJANDRA OROZCO

A falta de control… la manipulación


Tuxtla.- Iniciamos esta conversación con el entusiasmo de César porque Lakshmi le dijo que su número de la suerte es el 9, aunque ambos coinciden en que no hay suerte, sino bendición, y si le pones conciencia a tus pensamientos, te llegan las bendiciones en el momento preciso.

En la edición anterior hablamos del control, mismo que no tenemos sobre casi nada, aunque sí tenemos la responsabilidad de muchas cosas alrededor nuestro. El control está relacionado con la angustia y el miedo, pues crees que todo lo que piensas es lo correcto, pero el otro piensa lo mismo y ahí inicia el conflicto.

“La manipulación es más sutil, si ya no te funciona el control empiezas a manipular, por ejemplo, cuando vas a ir a cenar con un grupo de amigos y sugieres que vayan a tal lugar porque es más barato y nadie tiene mucho dinero, entre otros argumentos, en vez de decir directamente que te gustaría ir ahí”.

Esto es válido, pero a veces no tenemos la capacidad para decir ‘quiero esto’, es más fácil manipular que imponer, y esto lo vemos en una relación de padres, de amigos o de pareja, donde no nos damos cuenta qué tan manipuladores somos.

“No es válido si esta manipulación se basa en tu sufrimiento, no tendrías que hacer algo basado en tu dolor, en querer que las cosas sean así. El poder, que es el siguiente tema, va más allá: primero tratas de controlar, luego de manipular y en el poder la cosa es así y punto, porque lo digo yo”, como decían las mamás mexicanas.

Esto surge en vez de tomar un poder positivo, por temor a que te dejen de amar por hacerlo; tanto César como Lakshmi usan la manipulación en su trabajo, pero no para vender felicidad; ella, por ejemplo, la usa para enseñarte dónde está tu dolor y producir tu propia felicidad, de manera positiva.

“Es cierto que no controlas nada, pero eres responsable de ciertas cosas y tienes la capacidad de contenerlas, cuando no es así, no es que se te salió el control de la manos, pues en verdad nunca lo tuviste”, señaló.

Por eso, a veces cometemos el error de traumar o limitar –sobre todo a los hijos- cuando nuestra experiencia es distinta, sí existe la obligación de educar, pero no de imponer, pues es esa incertidumbre de qué va a pasar con ellos la que duele.

“Por ejemplo, manipular para asuntos personales es válido, pero en buen plan, como cuando estás a dieta y te empiezas a boicotear para no comer tal cosa porque estás gorda, eso ya es en mala onda y no es válido”.

La comparación, por otro lado, también es manipulación y no es recomendable, pues es querer que el otro se comporte de cierto modo para yo ser feliz. Esto no solo está presente en las relaciones, sino en todos los entornos.

“Actualmente vivimos una manipulación social, por ejemplo en cómo llegó nuestro presidente al poder, manipulando a los pobres, cuando todos tenemos derechos sin perjudicar a nadie para estar bien”, dijo César.

Sin embargo, cuando solo lo haces para aplastar a los demás, es claramente una desventaja, una muestra de egocentrismo, de lo que yo quiero y espero; aunque es difícil respetar a los demás y sus decisiones, a veces lo haces porque quieres lo mejor para ellos.

“Las mamás en sus tiempos tenían estas herramientas, muchos matrimonios duraban años por esta manipulación, ya vimos 11 máscaras del miedo y el próximo tema es el poder”, adelantaron.

Finalmente, invitaron a compartir esta sección, pues uno nunca sabe quién pueda necesitar un consejo o palabra de aliento. Recientemente han aumentado los suicidios en la entidad, según la estadística de Lakshmi estamos prácticamente en primer lugar en un tema que ahora es más visible incluso entre niños; muchos morían sin saber que tenían depresión, tanto esta enfermedad como el suicidio han aumentado, y la gente no sabe que necesita ayuda.

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