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  • ALEJANDRA OROZCO

Crean biocombustible reciclando aceite de cocina


Tuxtla.- Según algunas estadísticas, un litro de aceite de cocina usado puede contaminar hasta 40 mil litros de agua, y si lo analizamos a fondo, hay mucha producción de este residuo en Chiapas, sobre todo en el sector alimentario; es por eso que investigadores y catedráticos chiapanecos emprendieron un proyecto para aprovechar estos desechos y ayudar al medio ambiente.

La ingeniera Yolanda del Carmen Pérez Luna, líder del cuerpo académico de ingeniería agroindustrial de la Universidad Politécnica de Chiapas (Upch), señaló que la idea surgió hace cuatro o cinco años, con el fin de aprovechar el aceite de cocina usado que tanto contamina nuestros recursos naturales, que de no ser manejado adecuadamente, termina en los drenajes y en el suelo.

“Quisimos incorporar estos residuos a productos de uso común, darles valor agregado y favorecer el hecho de que personas que generan grandes cantidades de este residuo vean beneficios por su colecta, es decir, involucrar a la población, concientizar sobre el cuidado del medio ambiente y establecer estrategias para su aprovechamiento”, dijo.

La respuesta fue increíble, pues lanzaron una convocatoria para recolectar estos residuos y se dieron cuenta que juntaron una cantidad importante, no solo de negocios, sino también a nivel doméstico, lo que denota que existe mucha conciencia entre la población de que estos residuos son dañinos e impactantes.

Proceso sustentable

Roberto Berrones Hernández, doctor en Sistemas Energéticos Renovables, nos explica que el proceso es relativamente sencillo, pues acuden a recolectar el aceite al sitio que se los ofrece, lo llevan al laboratorio al área de procesos, donde se limpia y filtra, lo colocan en tanques sedimentadores y pasa por un tratamiento térmico para eliminar la humedad.

“Luego pasa al reactor, que es donde se transforma el aceite de cocina en el iniciador de fuego que nombramos Furious Eco, combinado con otros componentes que hacen que prenda fuego rápido, sin embargo no es tan inflamable para representar un peligro”, señaló.

Luego, pasa al proceso de envasado y lo tienen listo para su uso, puede ayudar a encender fogatas, leña e incluso están haciendo pruebas en lámparas de combustible como las que se usaban antes.

Cabe destacar que tiene un rendimiento del 90 por ciento, es decir, de un litro extraen 900 mililitros de este biocombustible, el 10 por ciento restante está siendo probado y estudiado para crear otro sub producto, el fin es no tener desechos, y manejar un proceso cero desechos.

“Otro rasgo importante es que no lleva agua de proceso, es decir, que en toda la transformación no usamos ni una gota de agua, solo para la limpieza o agua de servicio”, destacó.

Prácticamente, el proceso dura una hora, aparte el tiempo de envasado y preparación para su venta, pero tienen un amplio margen de producción que les permite fabricar de 50 a 600 litros de biocombustible al día, dependiendo del volumen de los tanques.

Un gran trabajo rinde frutos

Para llegar a este punto –acaban de hacer su primera venta y buscan la comercialización-, primero tuvieron que hacer pruebas de laboratorio y muchos procesos de errar y atinarle, para llegar a una producción a escala piloto durante todo este año.

Jazmín Sánchez Roque, ingeniera agroindustrial, señala que este producto tiene muchos antecedentes de investigación científica y tecnológica que lo respaldan, pues en el ramo académico siempre se enfocan a crear proyectos vinculados a los sistemas energéticos renovables y biotecnología, con un enfoque a mejorar el medio ambiente reciclando residuos, su aporte para generar además un producto comercial, aportar al ambiente y concientizar a la población.

“Es único en su tipo, pues muchos iniciadores de fuego en el mercado se comercializan con una composición química diferente, de alcohol -ya sea líquido o sólido- u otras mezclas pero derivados del petróleo, este es un biocombustible líquido oleoso, lo que le da características específicas y puntos de ignición que le dan potencial”.

Lo que busca este cuerpo académico es incrementar la producción del biocombustible y la captación de los residuos, lo que se puede potencializar en una biorefinería que permita generar otros sub productos, con un proceso totalmente sustentable.

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