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Langostas, el mal que sume a África antes que el COVID-19


Adís Abeba.- El COVID-19 no es el único problema que azota África. La que se considera la peor plaga de langostas de las últimas décadas continúa y no parece tener fin ni maneras efectivas de combatirla.

Según la Organización de las Naciones Unidas, para Kenia es la peor plaga de los últimos 70 años, y para Somalia y Etiopía la peor de los últimos 25.

La langosta está resultando fatal para la región africana debido a que arrasa con los

cultivos que alimentan a millones de personas.

“Una nube promedio de langostas de un kilómetro cuadrado, es decir de 40 a 80 millones de langostas, puede consumir en un solo día alimentos suficientes para alimentar a 35 mil personas al día.

Se estima que un enjambre en el noreste de Kenia tiene un tamaño de hasta dos mil kilómetros cuadrados; de modo que, si mi calculadora funciona, todo lo que significa es que habría entre 100 y 200 mil millones de langostas en ese solo enjambre, y que estarían devorando suficientes alimentos para alimentar a 84 millones de personas en un solo día”, dijo el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock.

Hasta el momento, no se han encontrado mecanismos efectivos para combatir la plaga. Más bien al contrario, los siguientes meses serán fatales, pues con las lluvias de junio se espera que la plaga crezca 500 veces.

La dureza con la que la plaga ha golpeado el continente tiene relación con el cambio climático, como han apuntado diversos investigadores.

"El año 2019 ha sido muy inusual. Por lo general, la lluvia a mediados de diciembre se detiene, pero hoy vemos que en enero sigue lloviendo, lo que ha fomentado este brote. En general, todo el Cuerno de África ha vivido la estación de lluvias más húmeda de los últimos 40 años", señaló Guleid Artan, director del Centro de Aplicaciones y Predicción Climática (Icpac).

La voracidad de la langosta desértica, como se conoce a la especie que ataca África, no sólo la lleva a acabar con los plantíos durante su vida adulta. Durante la etapa de ninfa también es peligrosa y devora casi todo lo que se encuentre en su camino.

“Durante este periodo de su vida (el de ninfa) es donde se convierte en una verdadera plaga para la vegetación por su insaciable voracidad, hasta el extremo de devorar no solo vegetales, sino también todo lo que encuentra a su paso, como cartón, papeles y hasta géneros, dándose casos donde ha destruido prendas de vestir que después de lavadas son colgadas en los tendederos para su secado. En esta fase llega a medir de 40 a 50 milímetros de largo”, explica el análisis “Langosta. Un estudio milenario”, de Tadeo Buratovich.

La principal razón por la que la plaga resulta fatal es debido a que arrasa con el principal sustento alimenticio de África. El continente se dedica al campo mayoritariamente, por lo que, si no se controla antes de la próxima cosecha, el riesgo de hambruna, que de por sí ya es alto, aumentará exponencialmente.

“La inseguridad alimentaria y nutricional será más severa en los niños si no tomamos medidas ahora", advirtió en enero el subdirector general de la FAO del Departamento de Agricultura y Protección del Consumidor, Bukar Tijani.

"Dos tercios de nuestra región son de pastoreo, lo que implica que, si los pastos se ven afectados, también se verán amenazados sus medios de vida y su alimento", agregó Tijani.

Los mecanismos para resolver la plaga han sido múltiples y variados. También se intentan aplicar nuevas tecnologías y se ha recibido ayuda internacional. Sin embargo, nada parece resolver de fondo el problema.

Los gases lacrimógenos han sido utilizados para matar a las langostas, pero han sido insuficientes. Las comunidades locales también han intentado detener la catástrofe con danzas tradicionales para alejar a los insectos, pero no ha parecido que tenga ningún efecto.

Entre las nuevas tecnologías utilizadas se incluye una supercomputadora que donó el gobierno de Reino Unido para monitorear y prever cuál será el camino que los enjambres emprenderán.

Sin embargo, los insectos no detienen su marcha inexorable y como un ejército que arrasa los cultivos ya han llegado a Arabia Saudita, que ha iniciado protocolos de combate a la plaga.

Y como las desgracias nunca vienen solas, además de la plaga de langosta desértica, los países de África Occidental ahora se enfrentan a la nueva cepa de coronavirus.

Kenia cuenta hasta la fecha con 25 contagios, Tanzania y Etiopía con 12, y Egipto con más de 400. Sin embargo, no hay garantía de que el virus no golpee violentamente a los países africanos, como algunos desestiman, aludiendo una potencial correlación entre el tipo de clima y la propagación de la enfermedad.

¿Podrá África con ambas amenazas? Ya el tiempo dirá, aunque si algo puede anticiparse es que un continente ya de por sí sufrido, tendrá mucho más que sufrir en los días venideros.

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