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  • AGENCIA ID

Una nueva oportunidad para los bisontes en una región del noreste de México


México.- Solían pastar tranquilamente por las grandes planicies de lo que hoy es Estados Unidos y México, manadas gigantescas de bisontes convertían el paisaje en ríos de pelaje que se movían a trote si algo los asustaba, pero en realidad son gigantes apacibles que por su impresionante porte carecen de depredadores… hasta que llegaron los colonizadores.

Hace 140 años desaparecieron varios millones de cabezas de bisonte en Norteamérica debido a la cacería humana. En México, la reinserción de la especie comenzó apenas hace siete años en la reserva de Janos, en Chihuahua, pero hoy, la cementera Cemex y la multinacional energética AES han logrado la reinserción de los bisontes en la reserva de natural El Carmen, en Coahuila, a fin de preservar la especie en uno de sus territorios originales.

La reinserción de bisontes en México plantea un gran desafío pues la especie requiere un amplio territorio, pastizales y agua en abundancia para mantener sus hábitos.

Como un primer acercamiento a incrementar la presencia de bisontes en México, 20 ejemplares provenientes de Chihuahua ya tienen un hogar seguro en El Carmen.

“Trajimos 19 ejemplares de la reserva en Chihuahua a ésta en Coahuila, y a finales de marzo nació el primer bisonte bebé en esta reserva, creemos que en los próximos meses van a nacer otros nueve bisontes más. La idea es que ojalá los bisontes vuelvan a tener la presencia de hace 200 años porque este animal trae muchos beneficios para los pastos, producen una oxigenación y ayuda a crecer flora y fauna que antes estaban deprimidas”, cuenta para Tec Review José Arosa, director general de AES.

La problemática de su reinserción tiene al menos tres aspectos: el espacio, la pureza de la raza -por problemas genéticos- y su manutención, señala Jaime Gasca Pineda, doctor en Ciencias que obtuvo el grado con la tesis sobre Genética de la conservación del bisonte de la pradera y del borrego cimarrón. “Un macho adulto puede pesar más de media tonelada, son animales que necesitan una gran cantidad de recursos alimenticios, áreas muy grandes para poder vivir y necesitan mucha agua, aunque no sobreexplotan su ambiente a diferencia del ganado”, explica el investigador del Instituto de Ecología de la UNAM.

Para lograr esta primera manada de bisontes nacida en México, las empresas brindaron su ayuda al Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, una organización privada que canaliza recursos financieros para la protección de la riqueza natural del país. El fondo a su vez entabla alianzas con el gobierno y otros organismos y da seguimiento a los proyectos de conservación.

“En esta reserva en Coahuila trabajan alrededor de 10 personas y muchas otras que prestan servicios veterinarios, de vigilancia y no solo para el bisonte, hay otras especies en la reserva de El Carmen. Ojalá en esta reserva siga creciendo el número de bisontes para llevarlo a otras reservas en el norte de México y que se produzcan los beneficios para que los pastos se oxigenen y vuelvan a ser más beneficiosos para la agricultura”, señala Arosa.

Y aunque reintroducir una especie que casi se extinguió parece maravilloso, el trabajo detrás de este objetivo no es nada sencillo pues su depredador es el hombre, quien también ‘contaminó’ a la especie con cruzas de ganado europeo. “Cuando la gente (colonizadores) se dio cuenta de la disminución de bisontes, empezaron a criarlos en varios ranchos de Texas y los cruzaron con vacas que tuvieron un ganado intermedio, apto para aprovechar la pastura y adaptado al clima de Norteamérica”, dice Gasca sobre la hibridación del bisonte con el ganado europeo.

Para que los bisontes puedan conservarse y crecer en el norte de México, una opción es el ecoturismo, sugiere Gasca. “El éxito de su reinserción dependería mucho del manejo que se le quiera dar; si es ecoturístico, la gente los puede ver y sería un recurso que podría sustentar esta población”.

Mientras, AES y Cemex continúan con otros esfuerzos de conservación de especies en reservas, como el águila real y el borrego cimarrón, a fin de ser más amables con los sitios vecinos donde tienen operaciones. “El año pasado nos obligamos a reducir el 30% las emisiones de dióxido de carbono, y para 2030 (esperamos) que sean menos del 10%, eso es un gran avance para nosotros y ojalá muchas empresas de energía eléctrica sigan con la descarbonización”, pide Arosa.

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