AlfarerÃa de Amatenango del Valle, un arte que se aprende jugando
- NOÉ JUAN FARRERA
- hace 4 minutos
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Tuxtla.- En la región Altos de Chiapas, Amatenango del Valle es reconocido por sus impresionantes piezas de alfarerÃa, como jaguares, palomas, ollas y figuras que adornan hogares y museos dentro y fuera del estado. Pero más allá de su belleza artesanal, existe una tradición viva que pocos conocen: en este pueblo tseltal, las niñas comienzan a aprender el arte del barro desde los cinco años, no en una escuela ni en un taller formal, sino a través del juego y la observación cotidiana.

Las madres alfareras enseñan a sus hijas mientras amasan barro juntas sentadas en el suelo, formando pequeñas figuras que imitan las grandes piezas que ven crear a sus mayores. Estas miniaturas —pequeños jaguares, cántaros o aves— no solo son juguetes, sino los primeros trazos de una herencia milenaria.
En este intercambio lúdico, las niñas aprenden a reconocer la textura del barro, la proporción de las piezas, los sÃmbolos que las decoran y el ritmo del secado al sol. Es un aprendizaje que no depende de manuales ni instructivos, sino del contacto directo con la tierra, con la madre y con la memoria colectiva del pueblo.

Este proceso Ãntimo y comunitario mantiene viva una de las expresiones más puras de la cultura tseltal, donde cada pieza no solo representa un objeto decorativo o utilitario, sino una historia, una cosmovisión y una forma de resistencia cultural. En Amatenango, el arte de la alfarerÃa sigue siendo una forma de vida, que se transmite con paciencia, barro y cariño, de generación en generación.
La Tercera Feria del Barro: Sk’inul Lum 2025, que se celebrará los dÃas 1, 2 y 3 de agosto de 10:30 a 17:00 horas, no es solo una exhibición de alfarerÃa: es un la oportunidad de vivir este reencuentro con la tierra, la memoria y la identidad que otorga esta actividad artesanal que trasciende el tiempo.