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  • RUBÉN PÉREZ

Analizan organizaciones avances para frenar maíz transgénico

Tuxtla.- De acuerdo con Malin Jönsson, coordinadora de la Fundación Semillas de Vida, el decreto publicado el pasado 13 de febrero en el Diario Oficial de la Federación, es una especificación sobre el plan para eliminar en el futuro todo el consumo del maíz genéticamente modificado.


El documento, explicó, establece diversas acciones en materia de glifosato y maíz genéticamente modificado y su publicación abroga el decreto de diciembre de 2020 sobre la misma materia.

Comentó que en el primer decreto se establecieron las acciones de las dependencias y entidades para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo. En cuanto al maíz transgénico, “no era muy claro”, afirmó.

El glifosato es un herbicida que ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”; mientras los transgénicos son organismos modificados mediante ingeniería genética en los que se han introducido uno o varios genes de otras especies, como el caso del maíz y otras semillas.

Por ello, la investigadora refirió que el nuevo decreto tiene el fin de revocar y no dar más autorizaciones para el uso de maíz genéticamente modificado que se destine a la alimentación humana, así como del citado herbicida muy usado en el campo.

“La mayor parte del maíz transgénico, todos los transgénicos que se siembran son hechos para ser resistentes contra el glifosato, por eso van de la mano. Al maíz transgénico que está sembrado, le ponen un montón de glifosato y así matan todas las otras vidas, las plantas; y ese maíz crece en un ambiente más controlado matando la biodiversidad”, explicó.

Con el Tratado de Libre Comercio, detalló, en la actualidad son importados 17 millones de toneladas de maíz transgénico, 15 millones a Estados Unidos, lo que representa una tercera parte del maíz en México. “Aunado a ello, el país es autosuficiente en la producción de maíz”.

“Pero el maíz que se importa de Estados Unidos es totalmente diferente, es transgénico, dirigido a la industria de alimento y forraje; y con el nuevo decreto hacen esta separación entre los maíces: para la alimentación humana y para la industria de alimento”.

Consideró que este decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador es un avance y el siguiente paso es vigilar que se implemente. Y de aquí parten más cuestionamientos, dijo Malin: “¿Cómo lo vamos a implementar?, y ¿cómo asegurar que no lo estamos consumiendo?”

Existen estudios desde el 2000 que muestran harinas de maíz contaminadas con transgénicos y glifosato, “siguen siendo contaminados los maíces nativos”, por lo que consideró que también hay contradicciones.

El decreto se acota estrictamente al maíz, informó la Secretaría de Economía. La canola, la soya, el algodón y el resto de las materias primas no quedan sujetas a esta regulación.

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