Artesanía chiapaneca, de los telares a la palma de tu mano

Tuxtla.- Una de las fuentes económicas de los pueblos de los Altos de Chiapas son las artesanías: tejidos, bordados, pintura, escultura en barro, madera, incluso los dulces y muchos tipos más son elaborados por manos de la gente de la región, que busca conservar sus tradiciones pero también darlas a conocer.

Esa es la misión de JOLOB, un colectivo artesanal que tiene su producción en San Andrés Larráinzar, a unos 50 minutos de San Cristóbal de las Casas, son cerca de 60 artesanos y artesanas que se sustentan mediante la elaboración de bolsas, mochilas, muñecas, camisas, blusas, bufandas, fundas para almohada, y un sinfín de creaciones más, que no solo se quedan en la comunidad, sino que han trascendido fronteras al migrar al mundo digital.

A sus 27 años, Katia González lleva cinco de ellos colaborando con este colectivo, conjuntando su propia marca, Pokok baby, que se dedica a la ilustración y creación de textiles y fulares, el resultado son piezas únicas que derivan de su imaginación y también de su inspiración en sus raíces zoques y tsotsiles, que la llevaron a aprender ilustración digital de manera independiente.

"Empecé a dibujar desde los 12 años, con lápiz y crayolas, y me empecé a interesar en la ilustración digital porque muchos de los recursos de arte son demasiado caros para cuando estas en un momento de precarización, primero me hice de una computadora de tercer uso y empecé a dibujar en software libre; estudié gestión y autodesarrollo indígena, mi profesor de tsotsil me recomienda reconectar con la comunidad y decido hacerlo a través de mis dibujos”, relató.

Con su otro proyecto, Tsebal Chon -mujer serpiente en tsotsil-, ilustra palabras y conceptos en este idioma que solo se aprenden de manera cotidiana pero no profundamente, se apasiona por estos signos y bordados que se usaban y todavía se usan en Aldama y San Andrés Larráinzar, que se forman con rombos, y esto lo plasma en los cargadores tradicionales, cuidando la composición y densidad de hilos, su pareja estudia estos tejidos creando nuevos patrones, y se dedica a urdir y crear nuevas mallas, incursionando así en las prácticas tradicionales las nuevas generaciones.

“La idea es que este conocimiento nuevo sea compartido dentro de la comunidad, hay acaparamientos donde solo se quedan el conocimiento y no hay reciprocidad, queremos devolverle a la comunidad este conocimiento a través de las infancias, esto hace que estas infancias posteriormente sueñen con nuevas formas de hacer las cosas: ya no es únicamente ser amas de casa o dedicarte al campo, sino también puedes ser ama de casa y ser ilustradora, puedes ser agricultor pero también hacer tus propias gráficas para dar a conocer la agroecología y puedes hacer muchas cosas, grabar tus procesos, grabar tus videos, y todo ese conocimiento va a quedar para las generaciones posteriores", señaló.

El año pasado, Katia colaboró con Google como parte de las cinco mujeres con mayor impacto de sus proyectos, en el marco del 5 de septiembre, Día de la mujer indígena, asimismo, ha colaborado con la ONU, ilustrando libros del Fondo Urgente de América Latina, son ilustraciones reconocibles para niños y niñas hablantes de tsotsil, siempre procura que en sus proyectos, haya una devolución a la comunidad, para niños hablantes o con desplazamiento lingüístico, dice que a veces lo vemos separado, pero lo digital y artesanal se pueden conjuntar, siempre y cuando se respete que la cosmovisión no se vende, pero se puede transformar.

Otra pieza fundamental dentro del colectivo es María Elena Gómez López, quien entró al mismo haciendo edición de redes sociales, dice que no tenía mucha idea porque apenas había terminado la prepa cuando inició, tenía una idea muy básica, en este proceso ha echado mano de talleres de manejo de redes sociales o fotografía, va juntando conocimientos y avanzando junto con Sergio, esposo de Katia, para crear la página y tomar las fotos: es la community manager de este proyecto.

"Cuando me dedico a tomar fotos justamente armo todo el set aquí, o salimos a fuera y todo eso, a veces salimos a expos y aprovecho a tomar algunas fotos ahí para las redes sociales, me siento agradecida por el apoyo y las personas conocidas que se han acercado, admiro a las artesanas que hacen un gran trabajo en equipo para sacar adelante los pedidos, quienes se esfuerzan cada día para aprender nuevas cosas”, señaló.

Ella es originaria de Frontera Nuevo Tenejapa, a unas seis horas de San Cristóbal… en su comunidad, solamente hay hasta la primaria, apenas se está metiendo el internet, es por eso que decidió salir de ahí y continuar con sus estudios, recién estaba terminando la preparatoria cuando empezó a colaborar con JOLOB, y actualmente estudia la licenciatura en administración.

"En las aplicaciones donde administran nuestras visitas vemos también en qué país están viéndonos, algunos en España, Estados Unidos y así, en otros estados de México, más que nada en México, porque nos ha faltado un poco más expandirnos, pero en eso estamos", señala, orgullosa.