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Arturo, el enfermero del alma

Tuxtla.- Arturo Ulises Anza Gutiérrez es enfermero desde hace 27 años, empezó en esta noble labor como paramédico, quiso estudiar medicina, no se pudo y se dedicó a la enfermería, actualmente tiene una especialidad en pediatría, y desde hace sie7e años, implementó ciertos aditamentos para aminorar la pena de todos los pacientes, por lo que se ha distinguido a lo largo de este tiempo.


“Me tocó estar en urgencias, un lugar tedioso y agobiante, decidí darle un giro para mitigar la situación de los pacientes, la estresante espera, el proceso hasta ser atendido por el médico, sobre todo con los niños para disipar el nerviosismo, de que los van a inyectar, entonces me puse un chaleco multicolor y una nariz distintiva, además siguiendo el ejemplo del doctor Patch Addams, para cambiar la perspectiva de pacientes y familiares ante este tipo de situaciones”, señaló.

La idea era hacer algo diferente aunque le dijeran loco, de hecho señala que el público está dividido, hay quienes creen que está dando el extra y lo aplauden, mientras que otra parte cree que solo hace el ridículo, que es un payaso, literal, en vez de enfocarse a sus actividades, pero mientras no se desvíe de lo que debe hacer, no le ve ningún problema, de igual manera entre los compañeros, dice que hay quienes lo apoyan, alientan, motivan, y quienes no, considerando muy respetable el pensamiento de cada uno de ellos.


“Tengo demasiadas anécdotas, pero por mencionar sólo una, tengo una historia en la cual una señora me intercepta para decirme que gracias a lo que yo hice, la intervención y los proceso que hicimos está viva, dice que no se acuerda bien, pero escuchaba mi voz y se dio cuenta que fui yo el que le salvó la vida y aquí está, se acerca a mí, me agradece, me abraza", recuerda con emoción.

Por ahora, solo le toca tomar signos vitales, organizar a los pacientes, guiarlos en sus requisitos, papelería para procesos quirúrgicos, pero fuera de eso, estar en la atención a los pacientes cuando tienen una dolencia y aunque sea con lo más mínimo es una gran satisfacción, un placer ayudarlos a mitigar el dolor o prevalecer su vida, es algo muy satisfactorio, le da mucha paz, tranquilidad y regocijo.

Incluso, en fechas específicas hace colectas de juguetes, sobre todo para navidad, día de reyes, día del niño, para todo esto pide juguetes no bélicos, que no usen pilas, que no sean muy chiquitos, pues le es muy doloroso ver a los niños en cama, fracturados, con enfermedades terminales, aunque sea cinco minutos de risas y un presente, es algo muy grato que les puede dar.


“Me gustaría cambiar el pensamiento sobre este tipo de cosas, ya que la peor enfermedad no es crónica del cuerpo, sino la indiferencia o superioridad, que sobrepasan a las corporales, si dejamos de lado eso y somos más humanos podemos lograr muchas cosas, si soy un loco que te contagia sus payasadas imagínate cómo sería el mundo… esto es lo que hace la diferencia, una nariz roja, nada más, cambia la perspectiva de muchas personas, cambia la perspectiva de aquella persona que está enferma, de aquella persona que llega con la necesidad en su momento al hospital y solventar algo o hacerlo mucho más fácil, de verdad que es muy benéfico para ellos", finalizó.

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