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  • ALEJANDRA OROZCO

Ay Dulcitos, cuna de emprendimiento familiar

Tuxtla.- Desde que Alicia González -fundadora de Ay Dulcitos- estaba en la prepa, o desde siempre, le ha gustado el diseño gráfico, pero había que buscar una profesión y sus papás le dijeron que se iba a morir de hambre, que solo creaba cuando estaba deprimida, por lo que la terminaron convenciendo y empezó a estudiar leyes, aunque durante la carrera llevaba materias alternas y todas iban enfocadas al arte, creatividad y diseño.



“Para terminarme de convencer empecé a trabajar en el SAT, termino la carrera ya con trabajo y sueldo a los 24 años, convencida de mi trabajo, hasta me especialicé en impuestos, luego conozco a mi esposo y por tres años nos veíamos cada 15 días porque yo era de Villahermosa y el de acá, entonces me pide matrimonio, me caso y me vengo a vivir a Tuxtla, empiezo a buscar trabajo y los sueldos eran muy bajos, me iban a pagar mil 500 pesos quincenales con un horario muy pesado, entonces dije que no, quise ser libre y experimentar y mi esposo me apoyó para ver qué pasaba”, recuerda.



Aunque no conocía a nadie aquí, hablaba con sus amigos de Villahermosa y muchos le animaron a hacerlo, le dijeron que ya se había tardado, porque de por sí siempre hubo alguien que le pedía que les hiciera cositas para sus hijos, y cada diseño es un pedacito de su trabajo; es así como hace 10 años crea su propia empresa, Ay Dulcitos.


“No solo hacemos moños, sino playeras, gorras, tutús, nosotros todo lo hacemos personalizado a un precio accesible, como mamá reflexiono en que tengo que gastar pero tengo prioridades en casa, aunque para los clientes no hay horarios y tus hijos también te piden tiempo para platicar, jugar, hacer tareas, yo tengo un niño deportista y una niña artista, la verdad me costó un poco poderme embarazar y luego llegaron uno tras otro, fue como tener gemelos y aventurarme a dos mundos diferentes”, señaló.


Emilio tiene 12 años: es muy activo, pelota que ve, encuentra un amigo para jugar, apasionado del fútbol, le encanta la locución, jugar con los timbres de voz; por otro lado llega Elisa, que tiene 10 años y les cambia el panorama, porque es demasiado activa y traviesa y hacía todo con el hermano, no le gustaban las cosas de niña, por ello los llevaba a las clases juntos, hasta que un día ella le dijo que no quería hacer deporte ni ballet, sino pintar, dibujar y modelar, esto a sus seis años de edad.

“Desde la primera clase de arte con Señorita Cafetera, me dijo que tenía una artista en casa y no me había dado cuenta, Elisa ama la pintura, quiere estudiar artes plásticas y tiene su propia marca, que surge porque en diciembre de hace dos años ella quería hacer un regalo para sus amigas, que pudieran conservar, hecho por ella, pero no pudieron hacerlo y retomó la idea para el 14 de febrero, entonces su hermano le enseña a hacer pulseras y se las regala, les gustaron tanto que sus amigas le preguntaron en cuánto las iba a vender y a los 15 días ya tenía clientas de otras escuelas, empieza la pandemia y eso no la detuvo, empieza con el Instagram y aquí seguimos”, recuerda.


Es así como surge la segunda marca de la familia Ay Dulcitos: Elisa Yaneth Pulseras de la Amistad, cobijada por la primera para que la gente creyera en ella a pesar de tener 10 años, además tiene una campaña permanente, ya que sus dos abuelitas son sobrevivientes de cáncer y ella tiene un problema de salud controlado, por lo que sabe lo que es estar enferma, entonces inició una campaña edición rosa en apoyo a mujeres con cáncer, en la que con lo recaudado compra tela para hacer turbantes y este año, incluso compró tres prótesis de mama externa para donarlas.


“La marca es mía, pero en la casa es de todos, encuentras algo de cada uno de nosotros en los productos, hace poco hicimos una campaña de moños de cuentos clásicos, porque para los cuenta cuentos es difícil y por eso lanzamos la colección de moños de otros libros, no solo de princesas, como el de El Principito, no solo hacemos moños de temporadas tradicionales, tratamos de rescatar las tradiciones de nuestro estado, para que las niñas vean que en los libros también hay cosas interesantes; asimismo hay niñas chicas y grandes que son fans de grupos de pop y fuimos haciendo los diseños que más les gustan”, profundizó.


El éxito de Elisa ha sido internacional, ya que a principios de año, su hermano Emilio la entrevista y ella sube una parte de este video a su página, a los cuatro días los contacta una institución de Colombia, la Cumbre Internacional de Niños Emprendedores, y la invitan a un evento internacional para niños de cinco a 18 años representando al sur de México por llevar ámbar en sus joyas, es así como empieza la aventura; el evento fue en septiembre pasado y hubo citas de charlas, tenían coaches, por lo que valió la pena todo lo que les fueron enseñando, además de que hizo amistad con una niña de Paraguay y otra de Chile, con quienes comparte ideas de negocios, incluso hay interesados de otros países en sus productos.


“Hemos tenido muchas dificultades para poder hacer el registro de marca, cada vez hay un nuevo papel, cobro o traba, pero ya estamos convencidas de que lo que cueste lo tenemos que hacer, los clientes ya nos reconocen y sientes muy bonito, aunque no tengo un empleo fijo, es más mi satisfacción de ver que estoy haciendo lo que me apasiona: el muñeco acomodado, la cinta, eso vale cada desvelo, Ay Dulcitos es mi segundo bebé, que va creciendo y en 10 años si bien no tengo un local, trabajo desde casa y tenemos puntos de venta, porque como mamá también tengo que compensar”, explicó.



Sus creaciones se encuentran en puntos de venta como Mora Chiapas Bazar aquí en Tuxtla, o Bazar Corazón de Jaguar en Chiapa de Corzo, hace envíos nacionales y a otros municipios, y sabe que al chiapaneco cuesta convencerlo de que haya fidelidad o continuidad con una marca, porque no ven más el precio que la calidad, a pesar de que ofrece un producto que no vas a encontrar en el mercado, pero si no creamos una cultura de consumo local los emprendedores no pueden solos.


“Hay que aprender a hacer equipo con otros emprendedores, que no haya un celo en la venta, es muy difícil crear una amistad pero cuando lo haces compartes ideas y sugerencias que te complementan; nosotros entregamos nuestros productos sanitizados, los cubre bocas los hacemos por talla, se les manda la propuesta y empacamos con todos los cuidados”, dijo.


Alicia se dijo ser una persona muy feliz, con un buen ambiente en casa, lo que más le gusta es la parte cultural, que a veces el chiapaneco no aprovecha, incluso en el extranjero disfrutan mucho nuestras artesanías y hay que sacarles provecho.


“A todas las mamás que busquen algún diseño particular para moños o accesorios de sus hijas estamos a las órdenes, tenemos paquetes y precios accesibles sin perder la calidad de los materiales, nos encuentran en Facebook e Instagram como Ay Dulcitos, y también al 9933964702”, finalizó.

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