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  • ALEJANDRA OROZCO

Brindan alternativas para manejo de cuencas urbanas

Tuxtla.- Durante la temporada de lluvias, hay ciertas zonas de la capital chiapaneca en las que se sufren mayores afectaciones cuando llueve, pues recurre el agua de algunos afluentes que suele azolvarse y provocar este tipo de problemas, ante los cuales las autoridades proponen proyectos multimillonarios para los cuales argumentan no tener el recurso, pero este no es el único camino.


Miembros de la Asociación Nacional de Profesionales en Resiliencia capítulo Chiapas, expusieron sus consideraciones para resolver el tema de las inundaciones con una visión integral, desde la cuenca, pues en Tuxtla hay al menos cuatro arroyos de potencial riesgo, que son Bambú o La Cañada (atrás de la FGE), San Roque, el de la

Pomarrosa y el de Cerro Hueco, señaló su presidente, el ingeniero civil Romeo Palacios Suárez.

“Se ha anunciado un recurso ostentoso de 500 millones de pesos para cinco cuencas, pero la solución no es hacer más embovedados, canales, drenajes, son estructuras muy grandes y caras, la solución debe estar basada en la naturaleza, ya no más canales o tuberías, ya no ensanchar el río Sabinal, la tendencia es tener secciones y canales más grandes, y eso hace muy costosa la solución”, detalló.

Ante esto, la propuesta es idear un sistema de manejo y control del agua, para detener el flujo en la parte alta, media y baja de la cuenca, y en vez de meter un dren de 2.3 metros, poner una estructura de control y detención de flujo, para regular el mismo y lograr que las dimensiones sean menores, que lo que se azolva vuelva a funcionar, solo con un tubo de 1.58 de diámetro, son obras hidráulicas mejores incluso a las ya instaladas, pues así el agua va saliendo de forma regulada dentro de la cañada, en vez de echar a andar soluciones muy costosas que no resuelven el tema de forma integral.

“Es un proyecto para revertir el efecto del desmonte, urbanización y tala sobre las inundaciones, hemos dejado que naturalmente el agua que se precipita se infiltre, construyendo superficies impermeables, árboles talados que almacenan y retienen agua, esa agua que antes se infiltraba ahora escurre; en el Campestre por ejemplo siempre se inunda, por lo que creamos lagunas que sean áreas verdes y recreativas, así como San Cristóbal también requiere un adecuado manejo de cuencas, para evitar las inundaciones que cada vez son más frecuentes”, apuntó.


Señaló que el crecimiento urbano y los cambios en las condiciones naturales del terreno provocan las inundaciones, no las alcantarillas tapadas, esto multiplica los escurrimientos superficiales, ya que según algunos estudios, en un escenario natural el 75 por ciento del agua pluvial se infiltra, mientras que en un escenario urbano, solo lo hace el cinco por ciento.

Cabe destacar que el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) ha emitido 73 declaratorias por desastres de 2000 a 2020 en Chiapas, de los cuales la mayoría se han causado por fenómenos hidrometeorológicos, por lo que destacó la importancia de empezar a apostar por este tipo de proyectos, que a diferencia de los 110 millones de pesos que podría significar la rehabilitación propuesta por las autoridades, con solo 10 millones de pesos se podría atender cada cuenca, es decir, apenas un 10 por ciento de lo calculado.

“Dichos sistemas de control de flujo aguas arriba pueden ser obras verdes, barreras vivas; sistemas de conservación de suelos; sistemas de detención; sistemas de retención; sistema de infiltración; sistemas de drenaje o conducción; sistemas de humedales, que ya se han implementado en otros países funcionando muy bien para reducir el flujo de agua e infiltrando al suelo la cantidad conveniente”, finalizó.

En pocas palabras, propuso crear presas pequeñas, escalonadas para que el agua vaya fluyendo de forma gradual, así como parques hundidos, al menos uno cerca del arroyo Bambú donde se podría captar el agua y evitar que llegue calle abajo, dañando viviendas, vehículos y personas.

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