Chocohuital: el edén de Chiapas
Tuxtla.- Chiapas por sí mismo es un estado que no deja de sorprendernos, y aún más, los tesoros escondidos que no están en todos los anuncios o comerciales, pero que por lo mismo conservan un encanto exclusivo y pueden ser disfrutados por todo aquel que decida embarcarse en la aventura: así es Chocohuital, un pueblito ubicado en Pijijiapan, punto de encuentro entre el mar y los manglares.
Quienes lo conocen y habitan, saben que en este lugar se disfruta el verde y el azul a su máximo esplendor, al sitio se puede llegar desde Tapachula o desde Tonalá, para la primera opción se maneja por la carretera Tapachula - Juchitán durante dos horas y media, y por el otro lado, son 75 kilómetros del desvío a Pijijiapan, los últimos 20 son muy austeros, y se llega hasta el embarcadero de Chocohuital, de donde se tiene que avanzar en lancha.
Dicen los aventureros, que incluso llegar a este destino es toda una experiencia, hay que recorrer los esteros de los manglares hasta llegar a la zona de playa o isla, donde hay hospedajes y palapas para comer, descansar, incluso para pescar, ya que aquí converge el agua del manglar con el agua marina, conservando parte de su encanto.
Es un sitio prácticamente virgen, la última vez que fui, hace muchísimos años, no había señal telefónica y la luz apenas abastecía las cabañas donde se puede descansar en hamacas o camas, pero esto forma parte de su encanto y ayuda a poder conectar con la naturaleza y desconectarte del mundo, ya con el simple hecho de tener que cruzar en lancha, te das una idea de lo único que puede llegar a ser.
Además de la pesca recreativa, se puede hacer observación de aves, como garzas y pelícanos, nadar, hacer kayak o probar las delicias de la cocina local, mariscos frescos y de todo un poco, que también son fuente de ingresos para la comunidad, la mayoría vive precisamente del turismo que se detona en la zona; tampoco te puedes perder los atardeceres y amaneceres, que reflejan esos tonos naranjas y amarillos en el espejo de agua.
Aunque ha pasado por sus malos ratos, ya que hace un par de años se taponeó la boca barra y los pescadores y pobladores enfrentaron distintas dificultades, sin embargo ahí van, poco a poco reponiéndose, y esperando que en estas vacaciones quede una derrama económica importante generada por el turismo, ya que es un destino bastante buscado precisamente por estar escondido y ofrecer este ambiente de calma y aventura que le gusta a los aventureros.
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