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  • AGENCIAS

City con ligera ventaja

En el partido en el que otros equipos hubieran perdido la eliminatoria, el Real Madrid revivió tres veces ante el Manchester City, desde lo más hondo del Etihad, para marcharse al Bernabéu con una derrota (4-3) mágica e imprevisible para todos, menos para la historia blanca.


Con un Karim Benzema endulzado por la 'Champions', que marcó un golazo y un penalti a lo Panenka, y con un Vinícius que firmó una internada a toda velocidad por la banda derecha que rubricó con un tanto de muchos quilates, el Real Madrid neutralizó las dianas de Kevin de Bruyne, Gabriel Jesús, Phil Foden y Bernardo Silva, para conseguir que el cruce se decida en Madrid.

El peso de la historia, ese que mentaba Guardiola, rescató al Real Madrid después de una primera media hora horrorosa del equipo blanco. Al Real Madrid le duró el empaque, ese que mencionó Guardiola como la gran característica blanca, minuto y medio. Aún sonaba el 'Hey Jude' en el Etihad o los silbidos al himno de la 'Champions' cuando Riyad Mahrez, con una facilidad pasmosa, se coló entre tres jugadores del Madrid para situarse en su perfil bueno y poner un centro cerrado que De Bruyne, en el espacio entre el pivote y los centrales, cabeceó a la red.

Pero el festival no paró. El Real Madrid gastó una vida en un error de Militao que dejó a Mahrez solo contra Courtois. El argelino se topó con un poste, que escupió la pelota, y Foden a puerta vacía, casi sin tiempo de reacción, disparó y Carvajal en la línea de gol sacó la pelota.

Milagro, pero milagro que no se repetiría en la siguiente jugada. Fallo en la salida de balón de Mendy, Fernandinho ganó la línea de fondo cual extremo y templó un centro que Foden esta vez no erró.

Otra vez el Real Madrid en la lona, otra vez el City con el cuchillo. Otro milagro, esta vez de Vinícius. El brasileño explotó la debilidad de Fernandinho y lo rompió con un amago en el centro del campo. Salió como una moto, hasta el área, y no falló ante Ederson.

En una falta lateral, Laporte tocó la pelota con una mano. Penalti claro, el último milagro, pero no la última maravilla. Benzema, que venía de fallar dos penaltis en Pamplona ante Osasuna, levantó a todo el estadio al empujar la pelota a la red con un 'Panenka'. Increíble. Guardiola se sentó en una nevera. No se podía creer lo que había pasado.

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