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  • ALEJANDRA OROZCO

Comienza la ensarta de Flor de Mayo

Tuxtla.- Comenzó el mes de mayo, y con él, tronaron los cuetes en Copoya, pueblo que dos veces al año se viste de algarabía con la bajada de las vírgenes, y que durante este mes le rinde tributo a la Madre María.



Parte importante de la tradición zoque que aquí se conserva, es la ensarta de la flor de mayo, alusiva al mes y a la fecha, que con sus tonalidades blancas, rosas y amarillas es una ofrenda de fe y de amor.


Fernando de la Cruz, albacea de la mayordomía zoque, nos explica que en mayo inicia el mes de María, por lo que realizan la ensarta de flor el día 1 y 31, a inicio y fin; todo comienza con el cambio de ropa de las imágenes, las visten de blanco para la ocasión.


Por este motivo, todo el mes se ensarta flor en distintos lugares, como la Ermita señor del Cerrito, así como los priostes y mayordomos llegan a dejar flores al altar, sin mencionar que en este marco, se degusta la comida de fiesta.


“La comida tradicional es el tamalito de hoja de milpa con jocote y el atol agrio, esta festividad se inicia en la fiesta de San Marcos, que acaba de pasar en la casa de los priostes y es el aviso de que ya viene la fiesta de mayo”.


Es así como desde el primer día de mes, se deja adornado el altar y la Santa Cruz, todo se lleva a cabo en la casa de don Panchito, donde cada año se resguarda a las tres vírgenes hasta su bajada en octubre y enero.


A este acto se invita a todo el pueblo, algunas mujeres traen el rebozo en la cabeza porque pertenecen a la mayordomía, son priostas y mayordomas, aunque todas valen por igual, eso las distingue dentro de la tradición.



“Su trabajo de ellas es ensartar la flor de mayo, y ya nosotros como hombres nos toca adornar el altar, porque hay que subir al techo, ya al final se pone una vara donde se va poniendo la flor de mayo y ya se adorna poco a poco el altar”, nos explica. Aquí se dividen el trabajo y cada uno se encarga de lo propio.


La tradición está arraigada desde hace años, se dispone para ella todo el mes, y la alegría es grande, ya que solo una vez al año se disfruta esta comida especial, así como se ofrece pozol a medio día y el jocote, fruta de temporada.


“La ensarta de flor es una tradición del primero de mayo y el 31, que siempre por devoción a las tradiciones zoques venimos a hacer a la casa del presidente donde están las madres santísimas, es la ofrenda de ellas, es un símbolo para mi, una ofrenda que entre todas las mujeres venimos a hacer cada año”, nos cuenta doña Juana Chandoquí, quien funge como albacea.


Su único deseo es que la tradición no termine, que se siga respetando, saben que no son eternas pero vienen otras generaciones atrás que conservarán lo que ellas vienen cuidando desde hace años, de una manera artesanal.



“Es la flor de mayo, se usa una aguja con hilo y ahí se va ensartando para que se hagan las tiras y ya se arregle donde están las vírgenes, se ponen las cadenas y queda muy bonito, además de las flores de jarro en el altar”, nos cuenta.


Aunque en esta ocasión llegaron puros adultos, hay muchas niñas a las que sí les gusta aprender y conservarla, se van enfocando en lo que es la tradición, también hay niños chicos que sí llegan a aprender de sus abuelos, tíos y papás.


“Espero que esto no se termine, que las tradiciones sigan respetándose como desde hace años, y que se vayan pasando a las nuevas generaciones para que se sigan haciendo”, opinó.


Todo el pueblo se involucra: unos preparan la comida, otras ensartan la flor, los hombres adornan el altar, hay quien lava la losa, todos con el objetivo firme de mantener viva la tradición zoque.

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