El saludo fascista es delito si hay peligro de refundar el partido
Roma.- El Tribunal Supremo de Italia alegó que el saludo romano supone un delito si implica "un peligro concreto" de reorganizar el disuelto Partido Fascista, al analizar el caso de unos ultraderechistas condenados por hacer el saludo fascista en 2016.
El Tribunal debía aclarar la situación de ocho personas juzgadas por una conmemoración neofascista en Milán (norte), absueltos en primer grado por una ley de 1952 pero condenados en segunda instancia por otra legislación de 1993.
La sentencia, de la que solo se ha emitido un resumen a la prensa, obliga ahora a repetir el juicio en apelación contra estas personas.
El Supremo ha indicado que, como indica la ley de 1952, alzar el brazo, ritual propio del antiguo Partido Fascista, constituye un delito cuando represente "un peligro concreto de reorganización" de esa formación, prohibida por la Constitución.
Y "en determinadas condiciones" puede ser un delito tipificado en la ley de 1993, que prohíbe "las manifestaciones exteriores propias o usuales de organizaciones, asociaciones, movimientos o grupos" que inciten a la discriminación por motivos de raza o nacionales.
Precisamente, la decisión del Supremo llega en medio del debate sobre este tipo de gestos, ya que en la noche del 7 de enero cientos de personas vestidos con camisas negras y en formación militar realizaron el saludo fascista en el centro de Roma.
Italia asumió el sistema democrático como República tras la caída de la dictadura fascista en la II Guerra Mundial y su Constitución, de 1947, prohíbe en sus disposiciones transitorias "la reorganización bajo cualquier forma del disuelto Partido Fascista".
Sin embargo, actualmente en el país existen varias formación de extrema derecha, como 'Forza Nuova' o 'CasaPound', que suelen participar sin mayor problema en manifestaciones públicas.
Un caso significativo se vivió este 20 de diciembre cuando fueron condenados 7 exponentes de 'Forza Nuova' por el asalto en 2021 de la sede romana del mayor sindicato italiano, la CGIL, aprovechándose de una manifestación contra las medias de la pandemia.
Algunos de sus simpatizantes recibieron la sentencia en el aula del Tribunal de Roma realizando el saludo fascista ante el juez.
En el ordenamiento jurídico italiano hay esencialmente dos leyes que penan la apología del fascismo.
La primera, aprobada en 1952, en la primera legislatura, por el entonces ministro del Interior, Mario Scelba, sanciona la apología individual o colectiva con hasta dos años de prisión y prohíbe manifestaciones públicas so pena de hasta tres años de cárcel.
En 1993, bajo el gobierno del socialista Giuliano Amato, se aprobó la conocida como "Ley Mancino" con "medidas urgentes en materia de discriminación racial, étnica y religiosa" y que en la actualidad supone el principal instrumento legislativo contra esos delitos.
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