EL SÉPTIMO ARTE DEL SIE7E : Bugonia de Yorgos Lanthimos
- EDDIE RINCTOYA
- hace 9 horas
- 3 Min. de lectura
Todo mito, toda leyenda y hasta las doctrinas que guían nuestra vida quizá nunca sepamos si fueron reales.

Hay películas que nacen del absurdo, incluso parecen ridículas al verlas, pero al concluirlas terminan revelando una posibilidad que no observábamos, quizás una verdad incómoda. En los últimos años se ha vuelto célebre la mancuerna Yorgos-Stone, que nos ha entregado tres películas capaces de incomodar a cierto público y abrir debates divididos por la crudeza de sus temas. Este fin de semana llega su más reciente colaboración: Bugonia, remake de la cinta surcoreana Save the Green Planet!, que una vez más nos hace preguntarnos ¿Qué tanto de la historia de la humanidad fue real? ¿Y qué tanto del conocimiento y la desinformación es autentico?
Sinopsis
La historia sigue a Michelle Fuller (Emma Stone), una poderosa empresaria farmacéutica secuestrada por dos jóvenes (Jesse Plemons y Aidan Delbis) convencidos de que ella es un alienígena que conspira contra la humanidad.
Su director
Yorgos Lanthimos es un productor, guionista y director de cine y teatro griego. Hablar de su cine es entrar en un limbo multifacético: uno de los directores contemporáneos más importantes, con un estilo único marcado por historias extrañas, absurdas, deformadas y surrealistas, que al mismo tiempo revelan temáticas controversiales de la humanidad.
Su filmografía está marcada por títulos aclamados como Dogtooth (2009), The Lobster (2015), The Killing of a Sacred Deer (2017), The Favourite (2018) y Poor Things (2023). Su estilo se caracteriza por planos largos, encuadres rígidos y movimientos de cámara que generan tensión, reforzando lo bizarro de sus relatos. A ello se suma el humor negro combinado con lo absurdo, que da lugar a situaciones grotescas con ironía, provocando risas incomodas y reflexión.
En Bugonia
La cinta nos habla de lo frágil y cambiante que puede ser la verdad. Vivimos en tiempos de sobreinformación, donde todos parecen expertos y defienden su “verdad suprema”. Corregir la desinformación se convierte en un acto que altera, como si se tratara de profetas de la creación. Bugonia retrata justamente esto: la desinformación resulta más creíble, hasta convertirse en un acto de fe, que la propia veracidad.

La película nos lleva a cuestionar cómo vivimos rodeados de múltiples conspiraciones: corporaciones de alimentos, entretenimiento, farmacéutica e incluso “los lideres” de cada país que seguramente hemos pensado que no son humanos… y ahora la inteligencia artificial, que seguramente nos inundará de más paranoia, mentiras y teorías.
También reflexiona sobre el poder y la desigualdad social: cómo el acceso a salud, tratamientos y calidad de vida depende del estatus económico. Incluso hoy, el estatus profesional se mide más por seguidores, fama o dinero que por preparación real.
Otro punto en Bugonia es cómo el ser humano parece condenado por su arrogancia, su ego y su necesidad de tener poder sobre todo. Como si la humanidad descubriera a sus dioses solo para después proclamarse creadora de ellos. Una idea compleja, pero que sin duda nos lleva a preguntarnos: ¿nace la humanidad con odio?
El elenco es sólido y magnético, con dos de las mejores actuaciones del año: Emma Stone, que continúa su racha de personajes inolvidables, y Jesse Plemons, quien confirma su talento con interpretaciones magistrales. Esta mancuerna logra que Bugonia se sienta tan intensa que parece una historia real.

En recomendación
Bugonia es una película que incomoda, como la mayoría de las cintas de Lanthimos, pero que nos implanta dudas que quizá alguna vez hemos tenido sobre quién dirige este mundo. Al salir de la sala, la pregunta persiste: ¿qué tanto de lo que creemos es verdad y qué tanto es mentira?
Seguramente seguiremos con esas interrogantes, pero mientras existan películas como esta, es necesario “secuestrar” nuestras creencias y pensar en cómo vivimos bajo lo que creemos que nos ha dado el mundo. Porque quizá, si supiéramos de religiones, trabajos y formas de vida de otros mundos, muchos cambiarían por completo su manera de existir.





